La masa ictiofaúnica del río Orinoco permanece casi intacta con unas 400 especies cuantificadas y un potencial pesquero medido en 45 mil toneladas por año. Actualmente se pesca sólo una cuarta parte.
No
existen registros claros que señalen cuándo comenzó la pesquería en el Orinoco,
pero en el siglo XVIII, según el padre José Gumilla y Alejandro Humboldt, los
lugareños ya la practicaban con sistemas que a través del tiempo y sin perder
su calidad artesanal, han ido perfeccionando.
En
la actualidad podemos decir que los métodos de pesquería son de los más
efectivos, probados en los países del mundo donde existen ríos como el nuestro,
sin embargo, la actividad pesquera sigue siendo mínima comparada con la ingente
potencialidad del río.
Desde
Puerto Ayacucho hasta el Delta se ha calculado con técnicas utilizadas por
organismos como la FAO y la Unesco, que existe un potencial de 45 mil toneladas
de pescado explotables al año, vale decir, un kilogramo por hectárea, tomando
en cuenta la superficie de 45 mil kilómetros cuadrados del área inundable del
Orinoco que es donde se da la pesca.
Pero
de acuerdo con estudios realizados por la División de Desarrollo agrícola de la
CVG, desde Puerto Ayacucho hasta el Delta, la explotación de ese potencial está
en el orden de las 10 mil toneladas, equivalente al 5 por ciento de la
producción nacional que es de unas 200 mil toneladas al año.
Caicara
y Cabruta conforman entre esos dos puntos (Delta-Puerto Ayacucho) el polo de
producción más importante con las especies cachama y curbinata que ocupan los
primeros lugares de la producción global del sector, aproximadamente el 55 por
ciento.
Entre
Las Majadas y Ciudad Bolívar cobra importancia la curbinata, el rayao, y el
coporo, especialmente el último en un 60 por ciento y, finalmente, el Delta
donde el morocoto y los bagres (lau-lau, dorado, blancopobre), ocupan el puesto
principal. Además en el Delta se explota el busco o curito, un recurso que sólo
se da allí en gruesas cantidades. De estas dos especies se producen unas 1.200
toneladas al año que salen a los mercados de Sucre y Trinidad.
Fundamentalmente,
el pescado que se produce en el Orinoco va hacia los centros de consumo a
través de tres canales de distribución: uno situado en el eje Caicara-Cabruta,
desde donde salen 6 toneladas al año dirigidas al mercado centro-occidental del
país; otro que va de Ciudad Bolívar al sur de Anzoátegui y Monagas y, el tercero,
que se dirige de Barrancas y el Delta hacia el Oriente, Caracas y Ciudad
Guayana. Pero los guayaneses, además del pescado de río, también consumen
pescado de mar que semanalmente llega de Puerto La Cruz y Cumaná en una
producción de 6 mil toneladas al año.
El
pescado de río ha venido cobrando importancia comercial más allá del mercado
local, desde finales de los años sesenta; en primer lugar, como consecuencia
del crecimiento poblacional del país y luego, por disminución relativa de la
oferta del pescado de mar a causa de la sobreexplotación de nuestros recursos
marítimos a lo largo de la costa venezolana, agravada por métodos de pesca como
el de arrastre, que hacen verdaderos estragos.
400 especies cuantificadas
Durante
los últimos veinte años el Estado venezolano a través del Ministerio de
Agricultura y Cría, el proyecto pesquero de la CVG, el Instituto Linnológico de
la UDO y entes privados como Fundación La Salle, ha venido dando importancia a
la investigación biológica de los peces, convencido de que con un mejor
conocimiento en este sentido se puede manejar mejor el recurso e incrementar la
producción sobre una base más racional y conservacionista.
Ese
cúmulo de investigaciones evidencia la existencia en el Orinoco de una
ictiomasa conformada por 400 especies, de las cuales tan sólo la Sapoara, el
Coporo, el Busco, el Rayao y la Cachama han sido científicamente estudiados y
catalogados, particularmente porque son los más importantes desde el punto de
vista económico y los más abundantes también.
El
proceso de investigación, aparte de estimular la piscicultura en Guayana ha
arrojado luces sobre facetas desconocidas de estas especies. Por ejemplo, hay
cosas muy interesantes con las migraciones, especialmente de la Sapoara y el
Coporo que obedecen a conductas muy particulares. Asimismo son interesantes los
procesos reproductivos del Busco o Curito deltano.
El
Busco o Curito es un bagre pequeño que se captura en los caños deltanos,
asociado a las formaciones de Bora, con la cual se alimenta. Desde 1970 la
captura se ha venido incrementando hasta llegar actualmente a unas mil
toneladas al año.
La
pesquería de esta especie se desarrolla durante los meses de verano, de
diciembre a abril. El producto se concentra todo en el puerto de Barrancas del
Orinoco y de aquí se distribuye hacia el norte y oriente de Venezuela, Trinidad
y Puerto Rico. Sólo se explota una pequeña parte de su potencial y desde el
punto de vista de la piscicultura, los ensayos hechos hasta ahora indican que
crece muy rápido y tiene la virtud de reproducirse en áreas confinadas con lo
cual sus posibilidades crecen mucho más. Es un pez autóctono del Delta, pero
también se da en zonas del río Apure y río San Juan del Estado Sucre.
Piscicultura
A
partir de importantes ensayos realizados por la CVG, la piscicultura está
tomando cuerpo en Guayana. En el cuadrilátero comprendido entre el Manteco,
Guasipati, Tumeremo y Upata y también en el distrito Cedeño hay un buen número
de parceleros dedicados al cultivo de peces para el autoconsumo. Cada familia
tiene 200 kilogramos de pescado disponible: morocoto, cachama, pavón, busco,
sapoara y coporo en lo que ellos llaman tapones o microrepresas. Es una
producción adicional del Orinoco porque de sus lagunas vienen las semillas
obtenidas durante el verano cuando se secan.
Asimismo
la Corporación Venezolana de Guayana viene realizando siembra selectiva de
peces en el Lago de Guri a fin de mantener los niveles poblacionales de las
especies que mayor impacto reciben de la explotación pesquera, se realizan
siembras de alevines de especies que de acuerdo con ensayos previos se adaptan
a las condiciones ambientales de la represa. En la población de El Manteco,
para tal fin, opera una estación donde se realiza la reproducción inducida del
coporo y el pavón. El coporo no llega a reproducirse dentro del lago, por lo
que hay que sembrarle peces de un año de edad, luego del desove y conexión que
establecen numerosos recursos de agua en el Lago de Guri durante la temporada
de lluvias.
Piscifactoría flotante
La
Fundación La Salle a manera de ensayo instaló una Piscifactoría flotante en
Represa de Macagua para la producción de híbrido cachama-morocoto gracias a un
convenio con el Ejecutivo Regional a objeto de distribuir a bajo precio la
producción, unos 100 mil kilogramos al año, en los sectores marginales de
Ciudad Guayana.
La
Fundación La Salle tiene una estación Hidrológica en Guayana y desde 1984 con
el apoyo de CVG-Edelca venía trabajando en ese proyecto de producción masiva de
pescado continental que al fin cristalizó con un aporte de 15 millones del
Ejecutivo Regional, luego de un ensayo exitoso en la Presa San pedro de
Tumeremo, donde se cosecharon 600 kilogramos de cachama en una jaula.
Otro
proyecto en manos de los biólogos de la Estación Hidrológica de la Fundación
tiene que ver con el cultivo del camarón de agua dulce, no obstante el ingente
potencial de camarones marinos del Delta del Orinoco y que el biólogo Daniel
Novoa ha estimado en 3 mil toneladas anuales. Pequeñas empresas nacionales operan
en la Barra de Macareo y en la de Cocuima que producen camarones para todo el
país, tratando en cierto modo de competir con la gran flota camaronera de
Trinidad. Existe un convenio entre los gobiernos de Venezuela y Trinidad que
autoriza hasta 60 embarcaciones de la vecina isla para pescar en el Delta, lo
que ocurre es que en vez de ese número suman muchas veces hasta 200.
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