domingo, 14 de mayo de 2017

Hipismo Bolivarense


La afición por las carreras de caballo fue introducida en la provincia de Guayana por los legionarios ingleses e irlandeses que, a falta de instalaciones adecuadas, escenificaban sus desafíos en la Mesa de Angostura.

Testimonio de esa afirmación se halla en el Museo Bolivariano de Caracas, contenido en una hoja suelta, fechada el 27 de abril de 1820 en Angostura, que dice: “DESAFIO DE CABALLOS-se correrá el sábado 29 del corriente, cerca de la Mesa, a las 4 de la tarde, los dos caballos abajo mencionados, con sus respectivos cabalgadores: “El de Mr. Monsanto Bargas corrido por el Mayor Mamby, del Batallón de Albión contra el de Mr. Brown Devereux, corrido por el General Power de la legión irlandesa”.
Esa hoja, suelta sin pie de imprenta, pero seguramente editada en el Taller de impresión de Andrés Roderick, es testimonio fidedigno de que en 1820, la capital de la provincia de Guayana estaba participando de un deporte que la marcaría para siempre y que fueron indudablemente los ingleses y los irlandeses quienes lo introdujeron.
Los nombres de Thomas Mamby, destacado voluntario de la expedición de Elsom, y del General Power, deben, inscribirse en la historia hípica bolivarense como precursores de este deporte del hipismo por el cual los bolivarenses experimentan gran afición.
Thomas Mamby era nieto de Matthew Papper Mamby de Norfolk, un compañero de clases del Almirante Nelson, héroe de la Batalla de Trafalgar.
Para entonces no sólo la cría de ganado vacuno en Guayana era extensiva, sino también la mular y caballar. Los primeros caballos llegados a Guayana procedían del lado colombiano, introducidos allá por el conquistador y fundador de Bogotá, Gonzalo Jiménez de Quesada.
En carta del 19 de enero de 1819 el Mayor Mamby dice a sus familiares en Inglaterra:  “Los Generales Mariño y Valdés están aquí, en la misma residencia. El primero, segundo comandante de la Provincia, me ha mandado a buscar un caballo a cien millas, pues los de aquí son todos malos”.
De suerte que las competencias hípicas que se estabilizaron en Inglaterra con el Rey Jacobo Primero (1603-1625) llegaron a la Angostura del Orinoco 190 años después. Las competencias se realizaban cerca de la Mesa, vale decir, buscando hacia el actual Aeropuerto.
Eran carreras al descampado, destinadas a hacer un poco de ejercicio, a probar la fuerza, la velocidad y el brío de los caballos criollos; estimular el espíritu de la competencia lubricado con las apuestas y, en general, destinadas a la recreación, pues aparte de ir a los baños, practicar la cinegética e ir a las tabernas con billares, muy poco quedaba donde divertirse en la Angostura de 1820, con unos seis mil habitantes aproximadamente.
De allí podríamos deducir que se origina en parte la afición de los bolivarenses por el hipismo; pero cuando en realidad se levantan instalaciones apropiadas para desafíos o competencias es a comienzo del siglo veinte, por iniciativa del Jockey Club de Ciudad Bolívar, presidido por el Dr. Antonio María Delgado y Santos Palazzi.
El hipódromo comenzó a construirse a mediados del año 1907 en la parte oriental de la ciudad sobre terreno  otorgado por la Municipalidad y con capital aportado por el sistema de acciones. Constaba de una pasta de 1.000 metros por 12 de ancho, para seis caballos. Tribuna para 500 personas y una casilla de Juez y comisarios. Fue inaugurado los días 27 y 28 de octubre de ese año con un programa de cinco carreras por día, cada una de tres caballos. Participaron diez ejemplares locales y dos traídos de Trinidad y El Callao, donde ya existía un Hipódromo fundado por Felipe Abatti, entre otros. Entonces un caballo para labores del llano costaba entre 50 y 60 pesos y 20 onzas el apto para carreras. Se daba la particularidad de que un caballo podía participar dos veces en un mismo programa.
Durante los dos días de carreras inaugurales participaron los caballos Huribari, de Celis Plaza; Plumaje, de Laureano León; Turrón de Coco, de A. Santos Palazzi; Orinoco, del sindicato Excelsior; Colombia, de F. Urich; Bizcochito, de A. Santos Palazzi; Bayoneta, de Laureano León; Pollito, de A. Santos Palazzi; La Paloma, de A. Celis Plaza y Violín de J. Michelangeli.
La primera carrera, en 600 metros, premio Santa Lucía de Bs. 300, se dio a las nueve de la mañana del día domingo 27 de octubre con Turrón de Coco, declarado forfeit; Plumaje, ganador, y Huribari.
La segunda carrera (Premio Guayana, 700 metros, Bs.400) fue ganada por Colombia y la tercera (Premio de las Damas, 600 metros, Copa de Plata), la ganó Bayoneta, por haberse despistado Pollito ya al final de la carrera y cuando venía victorioso.
Vibró luego la campana para la cuarta (Premio Ciudad Bolívar, 1000 metros; Bs. 600) y se presentaron a la raya Plumaje y Turrón de Coco, pero fue declarada nula por haber el Jockey de Plumaje faltado al Reglamento del Club, según sentenciaron los Jueces, oído el dictamen de los Comisarios encargados de vigilar las carreras.
Llamados a repetir la carrera, sólo se presentó a la pista Turrón de Coco, el cual corrió sin competidor, por lo que se le adjudicó la mitad del premio.
En la quinta carrera de este día (Premio de Comercio, 1.200 metros, Bs. 800) no corrió sino La Paloma, por haber el propietario de Colombia retirado su caballo, sin explicación alguna.
El diario El Luchador informó que el segundo día de  carreras (28), aún cuando no hubo la concurrencia del anterior, hubo mayor entusiasmo, no obstante lo temprano de las carreras, las fiestas oficiales con motivo del onomástico del Libertador y la llegada del vapor Delta, cuyo arribo atrajo mucha gente a la playa.
Actuaron como Comisarios de Casilla: Virgilio Casalta, H. Queriza, Cnel. Sebastián Alegrett, Serse Henderson y Max Paschen y como Comisarios a Caballo, Dr. J. M. García Parra, Dr. Rafael Requena y Antonio Celis Ruiz. De Starters fungieron Salomón Khazen y Dr. Julio Calcaño Herrera.
La inauguración del Hipódromo del Jockey Club de Ciudad Bolívar coincidió con la llegada a la ciudad del primer Omnibus, el cual se estrenó estableciendo una ruta desde El Oasis hasta El Dique. Aquí dejaba los pasajeros que se dirigían, bien al Hipódromo o a otro lugar de la periferia. El Omnibus, propiedad de Francisco Piraldi, extendió posteriormente su ruta hasta El Morichal El Prado y por las tardes, de 6 a 4 se ponía a la disposición de excursionistas. Otro medio de transporte de paseo y pasajeros eran los Coches Victoria y Phaeton  tirados por caballos que igual al ómnibus traficaban desde la Estación El Oasis hasta el Hipódromo.
Con la inauguración de su Hipódromo, Ciudad Bolívar se puso a la par del Jockey Club de Caracas que oficialmente había iniciado las carreras hípicas en 1886, durante el período presidencial de Joaquín Crespo, quien era propietario de un importante hato en el Caura que luego pasó al dictador Juan Vicente Gómez. El primer Hipódromo de Caracas funcionó en las Delicias y en 1908 pasó al Paraíso.
Las Carreras se realizaban por temporadas y para 1910 ya el Hipódromo del Jockey Club de Ciudad Bolívar había mejorado sus instalaciones y contaba con dos cantinas, una de Tribuna y otra de campo. La gente estaba contenta porque veía que aparte de ser un centro de recreación los fines de semana, generaba ciertas actividades socio-económicas que se podían captar en el propio coso y en avisos como el de Víctor Vicente Maldonado ofreciendo pasto o paja Pará, madura, propia para caballos de carrera o el de Eduard Potther, avisando que “estando libre de todo compromiso, ofrece su servicio como Jockey para la próxima carrera”.
Asimismo se habían incorporado otros caballos como Fantasía, Chantecler, Tronante, Margot, Sagobert, Chin-Chin, Lafayette, Caribito, Hurricare, Corneta, Indio Bravo y Brumell.
Años después se alternaron las carreras de caballos con las de bicicletas y al traslado de pasajeros se incorporaron camiones que se estacionaban en la Cantina la Isla. Así se mantuvo hasta que la crisis económica generada por la guerra europea del 14, tuvo repercusiones en Guayana. La actividad hípica comenzó a flaquear y ya para 1916 el Hipódromo se veía abandonado y atrapado por el monte.
En 1920 la prensa local se lamentaba y comentaba que mientras en Caracas el hipismo tomaba fuerza, en Ciudad Bolívar al hipódromo lo devoraban las polillas.
En agosto de 1932 la afición se movió y comenzó a despertar de su letargo. Los más interesados se pusieron de acuerdo y reunidos en el Club del Comercio que entonces estaba entre el Paseo Orinoco y Constitución y eligieron una Junta presidida por don Carlos Palazzi , para que trabajara en pro de la construcción de un nuevo hipódromo.
Al efecto, se logró con el Concejo un terreno adecuado en la zona de El Morichal y con numerosos aportes se levantaron nuevas instalaciones, pero no fue sino durante el Gobierno del Dr. Antonio Alamo, en 1935, cuando se inauguró. Para el período 1935 cuando recomenzó la actividad hípica, el Jockey Club lo integraban en la directiva José Acquatela, presidente; Carlos Palazzi vicepresidente; Alberto Liccioni, secretario y Tesorero, Miguel A. Pacífico.
En 1937 se volvió a interrumpir la actividad hípica alegando el Jockey Club escasez de dinero para sostener el hipódromo así como reducido número de caballos de carrera y faltas de estímulos a los propietarios. La directiva del Jockey Club tiró la toalla y fue menester nombrar una Junta Reorganizadora.
Con la llegada del general Isaías Medina Angarita al Poder, las promesas electorales, la construcción de obras públicas y cierto cambio que se notaba en la economía por efectos de la industria petrolera que tomaba auge, se abrieron nuevas perspectivas para el hipismo. Se reorganizó el coso con el nombre Hipódromo Angostura y desde entonces fue permanente y continua la actividad hípica, siempre por temporadas hasta que se hizo fija todos los fines de semana.
Jacinto Fernández, quien pertenece a una pléyade de viejos constructores y alarifes de la ciudad (el sólo ha construido 33 casas), nos facilitó un programa de la temporada 1953-1954 del nuevo Hipódromo donde sólo se jugaban oficialmente mutuales.
Según Jacinto en ese sitio donde hoy se levanta el Auto-mercado CADA, hubo dos Hipódromos: el heredado del Hipódromo Viejo que carecía de óvalo, vale decir, las carreras se efectuaban en línea recta, y el que se adaptó a los requerimientos modernos.
Ese Hipódromo se mantuvo activo hasta el período de Noel Valery, quien fue presidente del Concejo Municipal entre 1964-1966, bajo cuya gestión un grupo de propietarios de caballos de carreras liderados por José Antonio Grimaldi decidió construir un Hipódromo, en la zona perimetral de Jobo Liso, que superó en instalación a todos los anteriores.
El de Jobo Liso, declarado en quiebra a mediados del 2002,  fue instalado sobre un lote de terreno cedido en comodato por el Concejo Municipal que  hasta 1989 estuvo representado en la Junta Directiva.
El dueño absoluto del Hipódromo pasó a ser la Unión de Propietarios de Caballos de Carreras que en un principio estuvo empeñada en que el Instituto Nacional de Hipódromos lo absorbiera tal cual como ocurre con el de Maracaibo y Valencia, pero las gestiones nunca prosperaron y el Hipódromo Angostura permaneció hasta su liquidación como autónomo e independiente.
El 12 de octubre de 2002, por iniciativa de su propietario el médico Mateo Meo Polino, surgió un nuevo Hipódromo a quince minutos de la ciudad, vía Maripa, con el nombre de Centro Turístico y Ecuestre “Rancho Alegre”, el cual comenzó a operar en firme el 30 de noviembre con triple jornada los días viernes, sábado y domingo.



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