El
9 de octubre de 1937 cayó la Ryan Flamingo sobre el Auyantepuy. Como muy pocas
veces, era una mañana clara y de sol brillante. La meseta derramaba sus ríos
sobre el Churún y el Carrao en una columna vertical imponente.
El
aviador norteamericano, su mujer, un ingeniero y el guayanés que le sirvió de
baquiano, se abismaron ante lo inesperado.
La
avioneta durante la operación de aterrizaje había quedado con la cola levantada
y las ruedas delanteras hundidas en un suelo tan cenagoso como el de un
morichal.
Desde
ocho mil pies de altura había sido imposible percibir la naturaleza del suelo
escondido debajo de un extenso y alto pajonal.
El
piloto, al momento, pensó que había quedado atrapado por la marisma en medio de
aquella meseta donde el viento se agiganta y agita de manera turbulenta. Sin
embargo, el suelo no era tan fangoso como para hundirse el hombre hasta más
arriba del empeine, de suerte que, con tino y cuidado, lograron salir de allí
con lo necesario para sobrevivir.
El
californiano Jimmy Ángel había sido soldado en la Segunda Guerra Mundial al
servicio de la Fuerza Canadiense y también de la China Nacionalista. Sabía, por
esa experiencia de la guerra, cómo sobrevivir en situaciones adversas como la
que sorteaba para tratar de hacer contacto con el origen de aquel salto de
agua, más elevado que hasta la desconocida catarata Yosemite (739 mts.) de su propia tierra California (la tercera más
elevada del mundo). Para entonces se tenía la King George, de la Guayana Inglesa (488 m.) y la Sutherland (580
m.) de la isla del Sur de Nueva Zelandia, como las más elevadas.
Desde
aquella meseta tubular, de 2.460 metros sobre el nivel del mar, de paredes
verticales y cumbre plana, de intensas fracturas y sucesiones de escarpes y
terrazas, el paisaje era inmenso y sobrecogedor. Otros tepuyes se alzaban
distantes interrumpiendo la serenidad del horizonte y dominando las sabanas
onduladas. Cursos de agua y raudales, vegetación herbácea, densas formaciones
selváticas, raras especies forestales y fáunicas hablaban de otro mundo, tal
vez del Mundo Perdido de Sir Arthur
Conan Doyle.
¿Qué
hacer ante aquel mundo impresionante? ¿Quedarse? ¿Huir? Más valió apresurar el
paso para sobrevivir con los pocos alimentos que llevaban; no obstante,
tardaron catorce días en llegar al pueblo indígena más cercano (Kamarata)
después de peripecias propias de alpinistas, como la de utilizar cuerdas para
descender paredes que en este caso eran areniscas, húmedas y verticales.
Los
compañeros de Jimmy (James Crawford Ángel), eran, su esposa Marie y los
venezolanos, Miguel Ángel Delgado y el ingeniero Gustavo Henny.
Cuando
acampaban para descansar en algún paraje, el aviador se placía en contar aventuras. Sus aventuras en
primitivos aviones, durante las cuales llegó a entablar relaciones con gente
famosa como Tomás Eduardo Lawrence (Lawrence
de Arabia) y Amalia Earhart. El primero, aviador y agente militar
británico, autor del libro “Los Siete
pilares de la sabiduría”, muerto trágicamente en accidente de motocicleta
en 1935 y la segunda (Amalia Earhart), primera mujer en cruzar el Atlántico y
la cual había desaparecido en junio de ese año de 1937 cuando trataba de darle
la vuelta al mundo.
Como
piloto-correo de los campos petroleros de la región de Tampico (México) vivió
también ciertas aventuras al igual que en Panamá, cuando estuvo dedicado desde
allí a hacer demostraciones aéreas en Sudamérica. Fue entonces (1921) cuando
conoció a un compatriota de apellido Mc Graken, quien le pagó cinco mil dólares
para que lo llevara a un remoto lugar de Venezuela donde debía recoger un oro.
Tal era “La Gran Sabana”, nombre
dado por el explorador Félix Cardona Puig, a lo que es hoy el Parque Canaima.
Mc
Graken había estado en la Gran Sabana en 1917 dedicado a la minería. Había
logrado acumular unas 75 libras de oro que al no poderlas sacar del sitio, las
mantuvo escondidas hasta que logró la oportunidad de Jimmy Ángel de quien se
hizo amigo y había confiado algunos secretos del lugar, entre ellos, un croquis
donde aparecía el Salto de agua que desde entonces llamó la atención del
aviador.
Después
de su viaje con Mc Gracken, el piloto Jimmy Ángel continuó explorando la zona.
En uno de esos viajes de exploración recibió 8 mil dólares del profesor Thomas
Guillard, para recolectar especies exóticas de la Gran Sabana, destinadas al
Museo Norteamericano de Historia Natural, a la vez que señalar el camino para
una posible expedición científica de esa institución.
Esto
ocurrió en 1937, año en que la Ryan Flamingo quedó atrapada en el Auyantepuy.
El
Auyantepuy es una meseta arenisca de la edad precámbrica que al igual que las
del Monte Roraima, Acopantepuy, Chiamatepuy, Apramantepuy, Auyantepuy,
Ueitepuy, Iruruimatepuy, Paratepuy y Tramantepuy (la más alta), forman parte de
la llamada Formación Roraima, de existencia posterior a la del Escudo de
Guayana. Esta formación, diseminada en numerosas unidades como la Meseta del
Auyantepuy, es lutítica en la parte inferior y arenosa conglomerática en la
parte superior.
Vista de
Norte a sur, desde la avioneta en vuelo, la Meseta del Auyantepuy presentaba
para Jimmy Ángel, casi la forma de un corazón seccionado por dos descomunales
cañones, uno de los cuales sirve de lecho al río Churún.
El río
Churún nace al Sur de la propia cumbre del Auyantepuy hasta convertirse en un
Salto de 400 metros de caída libre que luego de un recorrido de 10 kilómetros
en dirección Sur-Noroeste, recibe otro salto mucho más elevado e imponente. Tal
es desde entonces el Salto Ángel, nombre
sugerido por el ingeniero venezolano Gustavo Henny.
El río
Churún, luego de recibir los Saltos Churún y Angel va a fluir sus aguas
intensas y espumosas en el río Carrao que tras formar la laguna de Canaima,
transformado en el Salto Hacha, termina rindiéndose al Caroní.
Antiguos
pobladores de la región de Kamarata son los Kamaracotos, rama de la etnia
Pemón, catequizados por los misioneros capuchinos que junto con Lucas Fernández
Peña se aventuraron a fundar Santa Elena de Uairén. Antes, en 1916, llegaron
allí buscadores de balatá, entre ellos, Rafael Angel Lezama, baquiano de
Gallegos por los caminos de Canaima. Posteriormente, el explorador catalán
Félix Cardona Puig, quien acompañado de Juan María Mundó Freizas, había
emprendido desde 1926 la exploración de la región Sureste de Venezuela,
comprendida entre el Orinoco y la frontera con Brasil. Cardona llegó hasta el
sitio y levantó un mapa de la región de Kamarata y de la Gran Sabana, adoptado
por el gobierno como carta oficial de vuelo hasta 1940, en ese mapa aparece el
Salto al cual Cardona no le dio la importancia que tuvo después ante los ojos
del aventurero norteamericano Jimmy Ángel.
La
noticia del accidente del 9 de octubre de 1937 que exaltó al Salto Ángel como
el más elevado del planeta, se supo primero en Caracas y Estados Unidos que en
la capital del Estado. En Ciudad Bolívar, su capital, el vespertino “El Luchador” publicó la información el
29 de enero de 1938, vale decir, a los 112 días de haber ocurrido y se limitaba
a lo siguiente:
“El aviador americano Jimmy Ángel manifestó
haber descubierto un Salto de una milla de altura, que se supone sea el más
grande del mundo. El Salto está situado a 250 millas al Sur-Este de Ciudad
Bolívar, Venezuela.
Ángel midió la altura del Salto con el
altímetro y manifestó que el agua corre sobre el ángulo de una tierra plana que
está a once mil pies sobre el nivel del mar. El altímetro mostró que el agua,
un chorro delgado, caía de una altura estimada entre cinco y seis mil pies, y
de allí continúa en rápida corriente en otros mil pies antes de caer en un río.
Se cree que este río (el Churún) del
que habla el aviador sea un tributario del río Caroní, afluente del Orinoco. El
sitio no está marcado en ningún mapa y es descrito como en forma de herradura,
con 150 millas de extremo a extremo.
La más alta catarata del mundo es
conocida con el nombre de King George, en la Guayana Inglesa, la cual tiene dos
mil pies de altura, la catarata de Sutherland, en Nueva Zelandia, con 1.900
pies es la segunda, mientras que la famosa Victoria tiene solamente 343.
El aviador que descubrió la catarata
vivió mucho tiempo en esas zonas. El descubridor fue Mc Graken, en 1917, cuando
se dedicaba a buscar oro y al referir el asunto a Ángel, éste se interesó hasta
el punto de poner su avioneta en el sitio”.
Jimmy
Ángel permaneció en Venezuela hasta 1949
cuando organismos internacionales confirmaron que realmente el Salto Ángel era el más elevado de la Tierra, con
979 metros de caída libre, sin sumarle el trayecto que recorre antes de
tributar en el río Churún.
Jimmy
Ángel sufrió el 6 de febrero de 1942 otro accidente aeronáutico bajo un mal
tiempo que le hizo consumir toda la gasolina, pero afortunadamente ninguno de
los ocupantes del aparato resultó lesionado. Angel aterrizó forzosamente en un
accidentado terreno de 50 metros cuando volaba desde Ciudad Bolívar a
Karanacuni, acompañado del mecánico Delfín Rosales. Llevaba de pasajeros al
explorador Félix Cardona Puig y cuatro de sus hijos que se dirigían hacia el
Ventuari.
Cardona
Puig, quien falleció el 12 de diciembre de 1982, ascendió a la cumbre del
Auyantepuy inmediatamente después que Jimmy Angel aterrizó la avioneta. Lo hizo
acompañado a la expedición del Museo de Historia Natural de Nueva York
interesado en investigar la fauna ornitológica de la Meseta.
Jimmy
Ángel murió en Panamá el 8 de diciembre de 1956, víctima del asma y el
paludismo. Antes de morir manifestó su deseo de que la Ryan Flamingo
permaneciera sobre la Meseta: “ La
avioneta es mía y nadie debe tocarla, ni puede, pues está en lugar
inaccesible”. Sin embargo, en 1970 fue rescatada mediante una operación
helitáctica de la FAV para restaurarla y exhibirla con motivo del Año Jubilar
de esa fuerza aérea.
El 26 de
abril de 1980 retornó al Estado Bolívar y dado que fue declarada Monumento Público Nacional las
autoridades resolvieron dejarla definitivamente en la que había sido siempre su
base natural: Ciudad Bolívar. Aquí quedó bajo la promesa de que el gobierno
regional le constituiría en el principal motivo de atracción de un Museo sobre
selva y los pioneros de la aviación selvática de Guayana.
Provisionalmente
fue ubicada en el Parque Leonardo Ruiz Pineda y finalmente en el Jardín del
Terminal de Pasajeros del Aeropuerto, donde sufrió el impacto de un robusto
árbol sacado de raíz por viento huracanado. Un supersticioso dijo entonces y lo
repitió más tarde, cuando un automotor se desvió de la Avenida y la Flamingo
cayó impactada de nuevo: “Es la ira de
Angel”.
Quisiera comunicarme con usted estoy interesada en unos libros
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