viernes, 2 de junio de 2017

Cerro azul, Escalinata, Zamuro, Degredo, Trabuco, El Zanjón.



         La Ciudad Bolívar de comienzos del siglo veinte se hizo de sitios pintorescos de sorprendente atracción para los propios habitantes y mucho más para quienes vienen de fuera. Cerro Azul, La Escalinata, El Trabuco, Degredo, Fortín del Zamuro y Parque El Zanjón están dentro de ese contexto.

         Cerro Azul es una obra vial, especie de portachuelo, concebida por un general gomecista, muy de esta tierra de Guayana, pero llevada a cabo por delincuentes cuando, como parte de la pena que purgaban, eran forzados a realizar trabajos de utilidad pública. Cerro Azul era realmente azul. Ya no lo es. El tiempo transitado lo ha revestido de una pátina negruzca. Azul realmente era, pero de un azul nada poéticamente celeste, sino azul ígneo, fuerte, que hubo de cincelar a golpes de mandarria y pólvora para que cediera y accediera al paso de El Porvenir y la que fue al final calle El Progreso, cruzada por las antiguas calles Miscelánea (Dalla-Costa), de las Orozco (Libertad), Nueva o Fajardo (Igualdad) y del Gobierno (Constitución).
         El general Marcelino Torres García, prometió para su segundo trienio (1918-1921) construir la vía de Cerro Azul, promesa que cumplió en el curso de los primeros veinte meses de haber reiniciado su segundo mandato.     
         En el corte del cerro para convertirlo en tramo de la calle El Progreso participaron cincuenta delincuentes comunes de todo el Estado, quienes a fuerza de barreno y mandarria volaron 1.800 metros cúbicos de roca para lo cual fue necesario utilizar tres mil tiros de dinamita, tarea que se llevó a feliz término con esmerada precaución a fin de no causar daños a las viviendas cercanas. De esta manera 54 metros fueron agregados a la calle El Progreso para quedar definitivamente conectada con el Paseo El Porvenir. El material sacado de Cerro Azul fue aprovechado en la pavimentación del Paseo Falcón, hoy Paseo Orinoco.    

La Escalinata

         El Presidente del Estado, General Francisco Linares Alcántara, llamado por Juan Vicente Gómez para que asumiese el Ministerio de Relaciones Interiores, había dejado encargado al primer vicepresidente, doctor Antonio María Delgado, quien ratificó a J. Campbell Acosta como Secretario General de Gobierno. El 3 de Febrero de 1909, le tocó a éste firmar la Resolución por medio de la cual designó a Antonio Valera Villalobos “para ejecutar los trabajos de reparación de la calles  Carabobo en la cuadra comprendida entre las calles Amor Patrio y Bolívar y construcción de una escalinata de concreto que dé acceso a la expresada calle, por la calle Bolívar”.
         Sin embargo, la ejecución de los trabajos de la Escalinata no fue fácil, ni posible por lo accidentado del terreno y la indisponibilidad presupuestaria, sino en 1926. El 5 de Mayo se iniciaron los trabajos por decreto del entonces Presidente del Estado Silverio González y la dirección de los trabajos fue encomendada esta vez, al ingeniero Antonio Simonpietri, quien también construyó la sección del Malecón que iba desde el Mercado (Mirador) hasta el antiguo Puerto de Blohm.
         El sitio se llamó la Laja de los Vallés hasta 1881 debido a que la casa de azotea que estaba al pie de ella había sido durante largos años propiedad de la familia Vallés. En 1881 fue vendida a Eusebia  Sifontes y el nombre primitivo se sustituyó por el de Laja del Campanario debido a que en la zona estaba una campana del Colegio Federal traída de Guayana La Vieja y la cual se rompió a comienzos de siglo.
         La inauguración de la Escalinata del Campanario, por el propio Silverio González, tuvo lugar el 19 de Diciembre de ese año 1926. En la ocasión el escritor Pedro Calderón en un artículo dedicado a don Jorge Suegart encontró esta obra con balaustrada de concreto armado, semejante a las que se construían en la antigua Roma y Grecia.

Isla El Degredo

         Menos que isla, El Degredo es un islote de arena y piedra que visto en el mapa tiene la configuración de un zapato. Situada entre Ciudad Bolívar y Soledad, al oeste y cercana de la Piedra del Medio, es hoy por hoy uno de los atractivos turísticos de la capital bolivarense. El nombre de Degredo le viene porque las llamadas Juntas de Sanidad de la Ciudad, cuando recibían informaciones sobre brotes de viruela, peste bubónica, fiebre amarilla en algún puerto de Venezuela o de Las Antillas, obligaban a los buques que tocaban en los puertos afectados, a permanecer quince días bajo estricta observación en dicha isla. Allí estuvo durante ese tiempo la goleta francesa “Iris” en mayo de 1902.

El Trabuco

         Según la arquitecto Rosario Belisario Benavides, El Trabuco es la denominación popular de un estrecho camino de 200 metros que media entre la Casa San Isidro y el Convento de Las Lourdistas, es decir, entre la avenida 11 de abril y la calle Cedeño. Deduciblemente y de acuerdo a las características del terreno no urbanizado para 1818, era el camino de acceso al inmueble y lógicamente el utilizado por El Libertador para ir y venir a / y desde la sede del Gobierno Supremo, en fin una de las vías de salida de la Ciudad al Sur, hacia los llamados Morichales.
         En 1916, el Presidente de Estado, General Marcelino Torres García, encargó al constructor Ramón Contasti Lavaux de nivelar y empedrar la senda para inaugurarla el 19 de diciembre, fiesta gomecista de la Rehabilitación.
Entonces la decretó con el nombre “24 de Julio”, no obstante, el pueblo continuó identificándola como El Trabuco. En los años cuarenta comenzó a perder importancia como senda empedrada el abrirse la avenida Táchira durante el Gobierno del doctor Ovidio Pérez Agreda (1938-1944).

Fortín del Zamuro

         El Fortín del Zamuro, sobre el cerro del mismo nombre, data de comienzo del siglo veinte. El profesor Fitzi Miranda le tejió una leyenda sin sustento real toda vez que la ubica en 1817 cuando el Fortín no existía. Dice Fitzi que el Fortín debe su nombre al “Negro Zamudio”, quien fue colgado de un araguaney luego de haber vengado el sacrificio del caballo de su amo el brigadier Miguel de la Torre. Su importancia en todo caso radica en haber sido determinante en la Batalla de Ciudad Bolívar que consumó el fracaso de la Guerra Libertadora (1903). Entonces quedó totalmente afectado y al cabo de diez años cuando fue reconstruido por el comandante de Armas, Juan Alberto Ramírez, se hallaba en penoso estado de ruina.
         El cerro, de una superficie de 5 hectáreas, donde se halla ubicado, ha sido declarado Parque y está sujeto a la Ley respectiva desde el primer mandato de Carlos Andrés Pérez y  fue en ese tiempo que la CVG, luego de estudios realizados por la Gerencia a cargo de Claude Brun, cuando se ejecutaron los trabajos de reconstrucción del Fortín, dentro de un contexto paisajístico ideal que implicó el desalojo de 89 ranchos, construcción  de cerca perimetral del área de expropiación, un camino empedrado de acceso, edificación para información con sanitarios, casa para residencia del vigilante, portón de entrada sobre hemiciclo empedrado y colocación de bustos de varios participantes del Congreso de Angostura.

El Zanjón
        
         El Zanjón es un parque natural en pleno corazón de la ciudad, a escasa distancia de la Plaza  Bolívar, con especies vegetales autóctonas, senderos, caminos, escalinatas, piedras como esculturas naturales, multiformes, de texturas muy particulares, que afloran y se sumergen por enrevesados senderos. El Parque, además, presenta elementos fijos circundantes que son las viviendas de gentes humildes y en el centro la famosa Casa de Tejas convertida en taller de artistas plásticos. Es un parque nada común y al que hay que redescubrir en la medida que se recorra, de arriba abajo, de abajo a lo alto, de un lado a otro o de una roca a otra. Sus posibilidades son infinitas, incluyendo el paisaje del río que también suele colarse por los parajes.




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