La Ciudad Bolívar de comienzos del siglo
veinte se hizo de sitios pintorescos de sorprendente atracción para los propios
habitantes y mucho más para quienes vienen de fuera. Cerro Azul, La Escalinata,
El Trabuco, Degredo, Fortín del Zamuro y Parque El Zanjón están dentro de ese
contexto.
Cerro Azul es una obra vial, especie de
portachuelo, concebida por un general gomecista, muy de esta tierra de Guayana,
pero llevada a cabo por delincuentes cuando, como parte de la pena que
purgaban, eran forzados a realizar trabajos de utilidad pública. Cerro Azul era
realmente azul. Ya no lo es. El tiempo transitado lo ha revestido de una pátina
negruzca. Azul realmente era, pero de un azul nada poéticamente celeste, sino
azul ígneo, fuerte, que hubo de cincelar a golpes de mandarria y pólvora para
que cediera y accediera al paso de El Porvenir y la que fue al final calle El
Progreso, cruzada por las antiguas calles Miscelánea (Dalla-Costa), de las
Orozco (Libertad), Nueva o Fajardo (Igualdad) y del Gobierno (Constitución).
El general Marcelino Torres García,
prometió para su segundo trienio (1918-1921) construir la vía de Cerro Azul,
promesa que cumplió en el curso de los primeros veinte meses de haber
reiniciado su segundo mandato.
En el corte del cerro para convertirlo
en tramo de la calle El Progreso participaron cincuenta delincuentes comunes de
todo el Estado, quienes a fuerza de barreno y mandarria volaron 1.800 metros
cúbicos de roca para lo cual fue necesario utilizar tres mil tiros de dinamita,
tarea que se llevó a feliz término con esmerada precaución a fin de no causar
daños a las viviendas cercanas. De esta manera 54 metros fueron agregados a la
calle El Progreso para quedar definitivamente conectada con el Paseo El
Porvenir. El material sacado de Cerro Azul fue aprovechado en la pavimentación
del Paseo Falcón, hoy Paseo Orinoco.
La Escalinata
El Presidente del Estado, General
Francisco Linares Alcántara, llamado por Juan Vicente Gómez para que asumiese
el Ministerio de Relaciones Interiores, había dejado encargado al primer
vicepresidente, doctor Antonio María Delgado, quien ratificó a J. Campbell
Acosta como Secretario General de Gobierno. El 3 de Febrero de 1909, le tocó a
éste firmar la Resolución por medio de la cual designó a Antonio Valera
Villalobos “para ejecutar los trabajos de reparación de la calles Carabobo en la cuadra comprendida entre las
calles Amor Patrio y Bolívar y construcción de una escalinata de concreto que
dé acceso a la expresada calle, por la calle Bolívar”.
Sin embargo, la ejecución de los
trabajos de la Escalinata no fue fácil, ni posible por lo accidentado del
terreno y la indisponibilidad presupuestaria, sino en 1926. El 5 de Mayo se
iniciaron los trabajos por decreto del entonces Presidente del Estado Silverio
González y la dirección de los trabajos fue encomendada esta vez, al ingeniero
Antonio Simonpietri, quien también construyó la sección del Malecón que iba
desde el Mercado (Mirador) hasta el antiguo Puerto de Blohm.
El sitio se llamó la Laja de los Vallés
hasta 1881 debido a que la casa de azotea que estaba al pie de ella había sido
durante largos años propiedad de la familia Vallés. En 1881 fue vendida a
Eusebia Sifontes y el nombre primitivo
se sustituyó por el de Laja del Campanario debido a que en la zona estaba una
campana del Colegio Federal traída de Guayana La Vieja y la cual se rompió a
comienzos de siglo.
La inauguración de la Escalinata del
Campanario, por el propio Silverio González, tuvo lugar el 19 de Diciembre de
ese año 1926. En la ocasión el escritor Pedro Calderón en un artículo dedicado
a don Jorge Suegart encontró esta obra con balaustrada de concreto armado,
semejante a las que se construían en la antigua Roma y Grecia.
Isla El Degredo
Menos que isla, El Degredo es un islote
de arena y piedra que visto en el mapa tiene la configuración de un zapato.
Situada entre Ciudad Bolívar y Soledad, al oeste y cercana de la Piedra del
Medio, es hoy por hoy uno de los atractivos turísticos de la capital
bolivarense. El nombre de Degredo le viene porque las llamadas Juntas de
Sanidad de la Ciudad, cuando recibían informaciones sobre brotes de viruela,
peste bubónica, fiebre amarilla en algún puerto de Venezuela o de Las Antillas,
obligaban a los buques que tocaban en los puertos afectados, a permanecer
quince días bajo estricta observación en dicha isla. Allí estuvo durante ese
tiempo la goleta francesa “Iris” en mayo de 1902.
El Trabuco
Según la arquitecto Rosario Belisario
Benavides, El Trabuco es la denominación popular de un estrecho camino de 200
metros que media entre la Casa San Isidro y el Convento de Las Lourdistas, es
decir, entre la avenida 11 de abril y la calle Cedeño. Deduciblemente y de
acuerdo a las características del terreno no urbanizado para 1818, era el
camino de acceso al inmueble y lógicamente el utilizado por El Libertador para
ir y venir a / y desde la sede del Gobierno Supremo, en fin una de las vías de
salida de la Ciudad al Sur, hacia los llamados Morichales.
En 1916, el Presidente de Estado,
General Marcelino Torres García, encargó al constructor Ramón Contasti Lavaux
de nivelar y empedrar la senda para inaugurarla el 19 de diciembre, fiesta
gomecista de la Rehabilitación.
Entonces la decretó con el nombre “24 de Julio”, no obstante, el pueblo
continuó identificándola como El Trabuco. En los años cuarenta comenzó a perder
importancia como senda empedrada el abrirse la avenida Táchira durante el
Gobierno del doctor Ovidio Pérez Agreda (1938-1944).
Fortín del Zamuro
El Fortín del Zamuro, sobre el cerro
del mismo nombre, data de comienzo del siglo veinte. El profesor Fitzi Miranda
le tejió una leyenda sin sustento real toda vez que la ubica en 1817 cuando el
Fortín no existía. Dice Fitzi que el Fortín debe su nombre al “Negro Zamudio”,
quien fue colgado de un araguaney luego de haber vengado el sacrificio del
caballo de su amo el brigadier Miguel de la Torre. Su importancia en todo caso
radica en haber sido determinante en la Batalla de Ciudad Bolívar que consumó
el fracaso de la Guerra Libertadora (1903). Entonces quedó totalmente afectado
y al cabo de diez años cuando fue reconstruido por el comandante de Armas, Juan
Alberto Ramírez, se hallaba en penoso estado de ruina.
El cerro, de una superficie de 5
hectáreas, donde se halla ubicado, ha sido declarado Parque y está sujeto a la
Ley respectiva desde el primer mandato de Carlos Andrés Pérez y fue en ese tiempo que la CVG, luego de
estudios realizados por la Gerencia a cargo de Claude Brun, cuando se
ejecutaron los trabajos de reconstrucción del Fortín, dentro de un contexto
paisajístico ideal que implicó el desalojo de 89 ranchos, construcción de cerca perimetral del área de expropiación,
un camino empedrado de acceso, edificación para información con sanitarios,
casa para residencia del vigilante, portón de entrada sobre hemiciclo empedrado
y colocación de bustos de varios participantes del Congreso de Angostura.
El Zanjón
El Zanjón es un parque natural en pleno
corazón de la ciudad, a escasa distancia de la Plaza Bolívar, con especies vegetales autóctonas, senderos,
caminos, escalinatas, piedras como esculturas naturales, multiformes, de
texturas muy particulares, que afloran y se sumergen por enrevesados senderos.
El Parque, además, presenta elementos fijos circundantes que son las viviendas
de gentes humildes y en el centro la famosa Casa de Tejas convertida en taller
de artistas plásticos. Es un parque nada común y al que hay que redescubrir en
la medida que se recorra, de arriba abajo, de abajo a lo alto, de un lado a
otro o de una roca a otra. Sus posibilidades son infinitas, incluyendo el
paisaje del río que también suele colarse por los parajes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario