lunes, 12 de junio de 2017

Velorio de Cruz de Mayo

         Tiene sus raíces afincadas en la Época de La Conquista, pero el madero se venera desde los tiempos de Constantino El Grande, 324 años después de Cristo. En Guayana como en el resto de Venezuela, la veneración, en la que se mezclan sincréticamente lo místico y lo pagano, conserva los elementos rituales de la toma de la tierra por el expedicionario.


         Cuando el conquistador hispano llegaba y así ocurrió cuando el Maestre de Campo Domingo de Vera Irbagoyen tomó posesión de Guayana en nombre del Gobernador y Capitán Don Antonio de Berrío, lo primero que hacía junto con sus soldados y primitivos habitantes del punto, era clavar una Cruz vuelta hacia Oriente, se arrodillaba, luego tomaba una vasija de agua y bebía, tomaba más y arrojándola finalmente al suelo, desenvainaba la espada y cortaba las ramas de los árboles.
         Nuestros aborígenes, ingenuamente propensos a la imitación, han podido repetir en suerte de juego aquella ceremonia del conquistador agregándole elementos de su propia naturaleza e inventiva. Así, clavada la Cruz y cortadas palmas y ramas para adornarla, buena era la chicha en vez de agua, para extrovertirse en cantos que como la fulía y el galerón hoy, siempre tuvieron esa connotación telúrica.
         La Cruz, símbolo de la cristianización, también es símbolo de la conquista de América. La que Cristóbal Colón clavó en 1514 en Santo Domingo, se conserva en una Basílica. De allí se tomó una réplica que en noviembre de 1984 el Papa Juan Pablo II entregó al Cardenal José Alí Lebrún, la cual fue colocada en la Catedral de Caracas. De ella se obtuvieron más réplicas para todas las Catedrales del país, incluida la de Ciudad Bolívar, en la que dice en letra antigua bajo relieve: “V Centenario de la Evangelización del Nuevo Mundo. Misión Permanente 1984”.
         De manera que la veneración de la Cruz como símbolo sagrado de la fe cristiana nos vino de España y a ella llegó por vía de los romanos cuyos dominios imperiales se extendían hasta la península ibérica. ¿Cómo pudo ocurrir si los romanos eran paganos? Milagrosamente, desde que Constantino El Grande (274-337), emperador de las Galias y Bretaña, poco antes de enfrentarse al ejército del emperador Manjenio para conquistar Roma, tuvo la visión de una Cruz que resplandecía con el mensaje “In Ho signo vinces” (Vencerás por este signo).
         Esta visión emocionó e impresionó tanto al emperador que la Cruz de la visión fue su emblema y decidió proteger al entonces perseguido cristianismo. Al año siguiente redactó y firmó el Edicto de Milán, que permitía a los cristianos practicar libremente su religión.
         Su Madre Elena, santificada con el tiempo, dejó al igual que él, de ser pagana y abrazó la religión cristiana, consagrándose a la propagación de la fe. Mandó a edificar una Iglesia en el Monte Calvario y descubrió la tumba de Jesús así como la Cruz en que fue torturado, lacerado y crucificado. Porque la cruz era eso entonces, un instrumento para el suplicio y Jesús considerado un reo por los romanos porque decía ser hijo de Dios y haber venido para reinar en nombre de él, fue condenado hace veinte siglos a ese suplicio. Pero la Cruz como símbolo de Redención comenzó a ser venerada 200 años después del suplicio de Jesús y a partir del siglo X el Papa Celestino I la adoptó como elemento básico de la liturgia, pero con la imagen del Redentor. Tal es el Crucifijo.
         La Cruz que popularmente se venera en Guayana y el resto de Venezuela es la Cruz primitiva latina, sin la imagen de Cristo y no la griega (tau) en forma de T que también fue instrumento de tortura entre los romanos mientras que para los griegos y asirios, según aparece en sus precristianas esculturas, era emblema de la divinidad.

La Cruz del Perdón 

         Una de las Cruces populares más antiguas que se conocen en Venezuela es la Cruz del Perdón de Cumaná que según recopilación de Isidro Cedeño, estuvo asociada a la leyenda según la cual una mujer condenada a la horca por un crimen que se le imputaba, se aferró tan fuerte a la Cruz cuando fue conducida al suplicio que fue imposible que los soldados pudieran arrancársela. La desgraciada mujer debió ser perdonada y desde aquel día todo condenado que lograba abrasarse a la cruz quedaba liberado.
         Esa cruz permaneció muchos años en el sitio que en Cumaná así se llama: “Cruz del Perdón” y fue bendecida el primero de enero de 1772 por el Vicario Superintendente Antonio Patricio Alcalá, con el objeto de levantar allí una iglesia.
         De Cumaná se extendió a otros lugares de Venezuela, la devoción por la Cruz del Perdón, incluyendo a Ciudad Bolívar que le erigió una Capilla en el Paseo Orinoco, donde le hacen su fiesta típica todo el mes de mayo.
         La Capilla fue erigida en la década de 1930 por la culisa Julia González, lavandera del río y devota de la Cruz. Todos los años recogía de puerta en puerta para sus fiestas en Perro Seco y Santa Ana y un día en que el desbordamiento del río amenazaba con llevarle su casa, formuló la promesa de la Capilla a cambio de librarse de la damnificación como en efecto por milagro quedó librada y “en un 3 de mayo, entre orquídeas trinitarias, con lirios ramos de penacho-de-guzmán, con coronillas y resedá, amapolas berberías, levantó el altarcito oloroso e iluminado” escribió la poeta Luz Machado en una crónica publicada en El Nacional en diciembre de 1957.

Otras Cruces Populares


         La Cruz Verde, de las Mercedes, de la Plaza del Convento (Centurión), Temblador, Plaza Miranda, Cerro del Zamuro, El Vigía, Calle San Félix, Cerro El Chivo, La Lorena e Hipódromo Viejo, persisten en la memoria popular bolivarense por sus famosos Velorios de Cruz de Mayo.
De esos velorios sobreviven además de la Cruz del Perdón, los de Temblador, Cruz Verde, Las Mercedes y Centurión, tal vez porque ya no son maderos simples de la ocasión de Mayo sino reliquias con leyendas a las que la fe del pueblo ha erigido altares y capillas para que se eternicen en el tiempo.
La Cruz en el terreno del antiguo Convento de los Franciscanos fue eliminada en 1967 para construir la actual Plaza Centurión. Permanecía esta cruz desde entonces en el patio de la casa de Catalina Yánez de donde fue rescatada por el Alcalde Jorge Carvajal (1991) para instalarla bajo trono en el sitio donde se tenía previsto colocar el Busto de Centurión.
De estos velorios, los más animados  son los de la Cruz del Perdón y Las Mercedes. La Capilla de la última es la única donde se realizan oficios religiosos. El Vicario Apostólico, Monseñor Samuel Pinto Gómez, años oficiando la misa el 3 de mayo, a las siete de la noche en la Calle Las Mercedes en medio de gran alborozo animado por la chicha y los cantos . Pero para la Iglesia no es el 3 de mayo el día de la Cruz sino el 14 de septiembre. La Iglesia viene haciendo la exaltación de la Cruz ese día desde el Siglo V.
En los velorios bolivarenses del pasado reciente, era bastante familiar ver a músicos y cantores populares como Nicanor Santamaría, el Negro Bambalá, Siete Puyas, Agapito Blanco, Mónico Rivilla, Juan Parra, Juan Delgado y Alejandro Vargas, casi todos perrosequeros, pegados con carupaneros y margariteños en un ardoroso duelo de galerones, décimas y fulías.
Músicos y cantores comenzaban desde el 3 de mayo calentando los motores en la Capotera que hoy se llama calle Peñalver y luego al anochecer cuando la chicha de arroz, carato y caratillo de moriche estaban en su mejor punto, se oía la voz del cantador.

                            Dios te salve Cruz Divina
                            árbol de la redención
                            amparo de los cristianos
                            consuelo de salvación
                           
                            En el altar de los santos,
                            la Cruz es la más bonita
                            porque tiene su corona
                            y en el brazo una ramita


La fiesta de Velorio

La fiesta de Cruz de Mayo es parte del folklor de nuestro pueblo. Comporta un valor sociológico en el que se revela el sentimiento del hombre de campo, del mar y de las zonas semiurbanas, asociado  con sus vivencias, creencias y costumbres.
Es una fiesta profana, distinta a la que tiene lugar en la Iglesia. Cuando a la Cruz de Mayo se le ha erigido capilla, sólo hay que abrir la reja para que permanezca accesible durante el mes de mayo y prenderle cirios. Cuando no, se saca la Cruz de la casa donde se guarda, se instala en un lugar de acceso público, se le construye una enramada de palmas de cocotero o moriche y se le adorna con ramas, bambalinas, flores y otros paramentos.
Luego viene lo demás: las bebidas típicas del lugar, tabaco, ron, café y la cantaduría tocando diferentes temas del saber popular en la que sobresalen el Galerón y la Fulía. Los músicos suelen interpretar también Polo, Malagueña, Jota y Décimas como ésta que nos obsequió en vida el amigo Nicanor Santamaría:

                            Principio, pues, saludando
                            junto con sus compañeros,
                            también saludo al madero
                            que tienen aquí adorando.
                            Sabrán todos dispensar
                            si cometo algún error 
                            pues no soy un cantador
                            en quien poderse fijar.
                            Sólo les vengo a cantar,
                            por no seguir caminando
                            tabaco, ron y café;
                            pero como soy cortés
                            principio, pues, saludando.
                            Saludo a los cantadores
                            que divierten el velorio
                            y también el auditorio;
                            luego a los demás señores
                            que en el primer canto oyeron,
                            quién sabe cuántos se rieron,
                            porque no soy muy versado.
                            Densen pues por saludados,
                            junto con sus compañeros
                            que a mi nadie se me pasa
                            saludo al dueño de casa
                            en donde está este velorio;
                            es un acto provisorio
                            que por promesa lo hicieron
                            y mucho gusto tuvieron,
                            pues como éste no hay otro
                            y en presencia de vosotros
                            también saludo al madero.
                            Después de haber saludado
                            a todos en general,
                            es que voy a principiar
                            algo de lo que he estudiado.
                            Tráteme pues con cuidado
                            vean que estoy principiando
                            a aprender algo, mi amigo
                            ante esa Cruz se lo digo,

                            que tengo aquí, adorando.

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