jueves, 8 de junio de 2017

La Plaza Bolívar



         Plaza Mayor, Plaza Principal o de la Iglesia, Plaza de Angostura y finalmente Plaza Bolívar. Durante un tiempo fue llamada también Plaza del Martirio en alusión al fusilamiento del republicano General en Jefe Manuel Piar y otros revolucionarios.

         En mayo de 1764 cuando Joaquín Moreno de Mendoza cumplió el mandato del Rey Carlos III de mudar la capital de la provincia de Guayana a la parte más angosta del Orinoco, fue conforme al Título Real del 4 de junio de 1762 ampliado con las instrucciones del día siguiente, suscritos ambos en Aranjuez. No hubo un plano previo de fundación. El plano-proyecto de lo que debía ser la ciudad lo realizó en el propio sitio y por orden expresa del Gobernador Moreno de Mendoza, el cosmógrafo José Monroy que se hallaba en Guayana desde la Expedición de Límites.
         El plano de Monroy es el primero de la ciudad, pero en la práctica sufrió modificaciones importantes como el de la ubicación del Fuerte San Gabriel, Plaza Mayor y la Iglesia.
         La Iglesia había sido ubicada en el plano al Norte de la Plaza mayor y sobre área completamente independiente aunque colidantes. Posteriormente el espacio de la Iglesia fue ocupado para inmuebles, entre ellos, el palacio diocesano y pasó la Iglesia transformada luego en Catedral a compartir por la parte Este el espacio de la Plaza Mayor.
El acta levantada por Soublette y José Ignacio Pulido sobre la ejecución de la sentencia de Piar, 16 de octubre de 1817, identifícala como “Plaza Angostura”. Así se llamaba entonces y la descripción que hace el legionario inglés John Roberton, alistado como médico cirujano en el ejército Libertador, dice: “El piso de las calles está empedrado con pedazos de roca y piedra caliza, y caminar por él es molestoso y hasta doloroso. En la parte occidental, frente a la Casa del Congreso o Palacio, como también se le llama, la calle está cubierta de ladrillos rojos y se ha convertido en un atractivo paseo. El edificio mencionado del Congreso es de blancura perfecta, con excepción del techo. Con su arte central alta entre las dos alas, con sus ventanas cubiertas de celosías pintadas de verde, y su guardia permanente de soldados, se destaca por su limpieza y distinción. Una iglesia al Este (la Catedral), una capilla al Norte (en la Casa del Obispo), y una hilera de casas hacia el Sur, configuran una plaza de tamaño considerable en el cual este edificio (el del Congreso de Angostura) ocupa toda la parte occidental; desafortunadamente el centro (de la plaza) está lleno de escombros y piedras, que deslucen el conjunto descrito. La iglesia es de pobre apariencia y parece más bien una prisión que un sitio de recogimiento religioso. Aquí se presta muy poca atención a los domingos. Existen dos o tres buenas tiendas en la ciudad, donde se venden alimentos secos, té, café, etc. Las casas de los pobres forman los suburbios. Las barracas están situadas en la extremidad oriental, constituyendo una larga extensión de tolerable apariencia. El hospital está en las afueras de la ciudad, a unos tres o cuartos de millas, en un sitio grande coronado de torrecillas (convento de San Francisco)”.

Visión Legionaria

         Otra descripción de Angostura para 1818 la hace Eric Lambert en su Libro “Voluntarios Británicos e Irlandeses en la Gesta Bolivariana” apegado a los relatos de los legionarios ingleses William Jackson Adam en “Journal of a Voyage to Margarita”, Gustavo Hippisley en Narrative of an Expedition 1.400 miles up the Orinoco”, J. H. Robinson en “Journal of an Expedition 1.400 miles up the Orinoco “AG y Richard Longueville Vowell en “Campaigns and Cruoses”.
         He aquí la descripción en la página 124: “El 13 de septiembre Bolívar entró en Angostura y declaró la ciudad capital civil y militar, como capital de la nueva república no era gran cosa, pero habría de adquirir gran importancia en estos inicios de la lucha.
         “Tenía entonces una población de 5.000 almas, que había sido mayor antes del sitio. De forma triangular Angostura se levantaba en la vertiente de una colina coronada por un fuerte (Almacén de Pólvora). La base del triángulo, que era la calle mayor, seguía la margen del río por encima de la marca de aguas altas. Cerca del vértice se hallaba la plaza, de una hectárea aproximadamente, de la cual partían siete calles colina abajo, cruzada por siete avenidas paralelas, que terminaban cerca de la ribera.
         “En la cumbre del cerro había un pequeño fuerte (Almacén de Pólvora), debajo del cual se veía un pintoresco convento (Convento de San Francisco en la Plaza Centurión) que se había convertido en hospital. La plaza empedrada estaba flanqueada en su lado más alto por la Casa de la Guardia, prisiones y cuarteles militares, mientras que la Casa de Gobierno dominaba el lado más bajo. Entre las otras edificiones estaba el Palacio Episcopal, una capilla y la vicaría, la Magistratura, algunas oficinas y tres casas particulares.
         “Más allá del río estaban la Aduana y la Alameda, paseo que tomaba su nombre de algunos hermosos álamos viejos, y unas cuantas mansiones propiedad de acaudalados funcionarios y comerciantes, que pronto fueron ocupadas por el almirante y el Jefe de Estado Mayor. El Gobernador patriota se instaló en el palacio Episcopal y Bolívar se mudó a la Casa de Gobierno.
         “Bordeando la calle mayor había algunas casas de piedra, unas tiendas y una taberna con billar y mesas de juego, donde la cerveza oscura tenía fama de excelente, pero donde el melindroso de Hippinsley encontró el madera “pasadero”. En el extremo oeste de la ciudad estaban las casas de los pobres, hechas casi todas de bahareque”.

Plaza de Piedra y Monte

         En 1820, Juan Bautista Dalla Costa (padre) desde la Municipalidad y con las facultades amplias que tenía entonces el Procurador emprendió importantes obras de urbanismo que comenzaron a darle fisonomía de gran ciudad a la capital de la provincia.
         Dalla Costa atendió preferencialmente el empedrado de las calles, al aseo y ornato de la población, la arquitectura civil, el censo de la ciudad, la fundación de escuelas, el alumbrado público, las franquicias al comercio, la creación del mercado público, la limpieza y la apertura de caminos, el problema de embarque de reses hembras para el extranjero y el de la navegación por el Orinoco. Sin embargo, muy poco o nada se hizo por la Plaza, tal vez porque el sitio socialmente neurálgico era la Alameda y la Plaza del Mercado.
         Para 1832, tiempos del Gobernador Pedro Volasteros, la Plaza principal de Angostura aún se veía llena de piedra y monte llegando y amaneciendo allí el ganado de los alrededores, según se desprende de una carta de Monseñor Mariano Talavera y Garcés, quien se había propuesto de una vez por todas concluir los trabajos de construcción de la Catedral.
         La dicha carta decía: “Esta capital sólo tiene un templo principiado de magnífica arquitectura y regular capacidad, faltándole únicamente el techo y alguna pequeña obra en su sacristía. Más de 40 años han transcurrido después de su fundación bajo el gobierno de Centurión, y ni los impulsos religiosos, ni los de un pueblo civilizado, han prestado hasta ahora movimiento al ánimo para perfeccionarle en obsequio del Altísimo. Bajo un caney de azotea se adora al Creador, y las oraciones dulces y fervorosas escasean, y se oprimen por su calurosa y estrecha capacidad. Una plaza mal situada existe al lado de estas fábricas, en su primitivo estado, llena de peñascos, basura y montes, pastando allí las bestias”.
         Para 1867 cuando el explorador Francisco Michelena y Rojas se hospedó en ella le llamó la atención que de esa colina las calles descendieran al río de Sur a Norte y que en su vértice se encontrara la Plaza. “La Plaza principal rodeada de regulares edificios, entre ellos la Iglesia Catedral, aseada y de buen gusto, y el colegio nacional, que además de llenar satisfactoriamente las necesidades de la escasa población, tiene el mérito de haber servido para la instalación del segundo Congreso de Venezuela, en circunstancias que casi todo el país se hallaba ocupado por los Españoles, el que tuvo lugar el 15 de febrero de 1819, 9 años después de hecha la declaración de la independencia. Allí fue también donde los representantes de Venezuela y N. Granada, crearon y oficialmente anunciaron al mundo la existencia política de Colombia”.

Plaza Bolívar

         “Plaza Bolívar” se denomina desde el 16 de junio de 1864 por decisión de la Asamblea Constituyente del Estado soberano de Guayana que decretó levantar en su centro una estatua ecuestre del Libertador Simón Bolívar, pero en vez de ecuestre se hizo pedestre cinco años después, bajo la administración de Juan Bautista Dalla Costa Soublette.
         Al efecto, el 28 de octubre de 1869, día de San Simón, fue inaugurada la estatua del Libertador; vaciada en bronce, posiblemente en el mismo molde hecho por el escultor italiano Pietro Tenerani para la estatua de Bolívar erigida en la Plaza de Bogotá. El plano de la Plaza fue trazado por el educador guayanés Régulo Machado, hermano de Tomás Machado, quien junto con el General José Simón Briceño, doctor J. T. B. Siegert, José Lezama, Hilarión Gambús y Andrés Jesús Montes, formó parte de la Junta designada por el Gobierno Regional para llevar a feliz término esta  obra costeada a través de una gran colecta pública de 11.495, 43 pesos captados en el Departamento Heres; 545,03 en el Departamento Yuruary;  434,25 en Upata y 71,50 en el Alto Orinoco,  para un gran total de 12.246,21 pesos.
         La estatua fue colocada sobre un pedestal de mármol con inscripciones en los cuatro costados y en torno al mismo había originalmente siete postes de bronce rematados por tres faroles que luego fueron reducidos a cuatro.
         Imágenes simbólicas de los países libertados por Bolívar circunda su estatua. Detrás  la representativa de la República de Venezuela; al noreste, la de Bolivia; al Noroeste, Nueva Granada; al  Sureste,  Perú y Suroeste, Ecuador. Posteriormente y sin que se llevara a efecto se propuso una escultura representativa de la República de Panamá.

Plaza del Martirio

         “La Plaza del Martirio” solían llamarla los angostureños tradicionales no sólo porque allí el General Manuel Piar fue pasado por las armas en la tarde del 16 de octubre de 1817, sino también por el fusilamiento en la misma de los militares Aniceto Maldonado y Félix Figuera, el 9 de agosto de 1824, por disposición del gobernador de la provincia de Guayana, coronel José Manuel Olivares (1823-1828), contra el cual urdieron una conspiración. Allí también fueron fusilados antiguos hombres de la caballería de Piar, coronel Remigio Femayor, teniente Nicolás Quiroga y los sargentos José Francisco Vargas y Justo Prieto, los días 5 y 6 de agosto de 1831 en plena festividad de Nuestra Señora de las Nieves, patrona de la ciudad. Por orden del comandante de armas, general Pedro Hernández, fueron presos y fusilados sin fórmula de juicio y no obstante la amnistía general otorgada por el Presidente de la República José Antonio Páez a todos los monaguistas sublevados contra la separación de Venezuela de la Gran Colombia.
         Para entonces la Plaza Angostura, llamada también Plaza de la Iglesia, era toda una cuadra empedrada, pocos árboles, limitada por las fachadas de los inmuebles construidos a su alrededor. Es a partir de su conversión en Plaza Bolívar (1969) cuando se le da la conformación de hoy, cercada con rejas y portones, pero un poco más grande, contígua con el lado occidental de la catedral y separada de la fachada de los inmuebles por tres estrechas calles a través de las cuales podían transitar los rudimentarios medios de transporte de la época: carros tirados por bestias.
         La Plaza, totalmente cercada con barandas de hierro forjado y tres anchas y pesadas puertas, tenía postes y faroles, 16 bancos de madera y hierro y tres piletas de cuyo centro emergían esculturas de hechura romana con hilos de agua, el piso fue embaldosado con mollejones en 1900 siendo Presidente del Estado el general Lorenzo Guevara.
         En tiempos del General Eleazar López Contreras y siendo el Dr. Ovidio Pérez Agreda, Presidente del Estado, dispuso reducir el perímetro de la Plaza Bolívar a objeto de facilitar el tránsito de automóviles por la calle Bolívar que resultaba estrecha. Se le asignó el trabajo a la Herrería de Giuseppe Abati, ubicada en la avenida El Porvenir frente a la Laguna, y quien tomó las previsiones para mantener los portones, pero una violenta decisión del Presidente del Estado culminó con su eliminación definitiva por estimar que las plazas públicas debían permanecer abiertas, sin horario, para el disfrute pleno de la ciudadanía. Los portones permanecen desde entonces bajo custodia en el fondo de la casa de José Abatí, hijo del herrero Giuseppe Abatí y son tan pesados que se necesitaría la fuerza de 6 o 10 hombres para transportarlos.
         Hasta entonces y desde mediados del siglo pasado se acostumbraba abrir y cerrar la Plaza Bolívar de seis de la mañana a seis de la tarde por cuestión de seguridad y para evitar las deyecciones del transporte de tracción así como la incursión de animales realengos en los jardines de la plaza.

Intervenciones

         Bajo la administración del Gobernador ingeniero Jesús Sanoja Valladares y con motivo del bicentenario del traslado de Santo Tomás de la Guayana a la Angostura del Orinoco (1964), se sustituyó el embaldosamiento de 1900 por un piso total de granito.
         Luego, durante las administraciones de los doctores Alberto Palazzi (1979-82) y Alcides Sánchez Negrón (1982-83) y con motivo del bicentenario del natalicio del Libertador, la Plaza Bolívar fue objeto de otra intervención, la tercera y la cual modificó bajo protesta de los vecinos, además del pavimento, los elementos del entorno a la estatua pedestre del Libertador, bajo la justificación de hacerla más funcional.
         Los trabajos al costo de tres millones de bolívares estuvieron a cargo de la contratista “Gobesfra”, la misma que construyó ese adefesio o parche del Casco Histórico, llamado “Boulevard Bolívar”. El piso de granito pulido fu
e sustituido por bomanite liso y bomacrón tratando de sugerir la realidad del pasado y los alrededores cubiertos con laja verde extraída de las lejanas canteras del Miamo y piedras de cuarzo de la Gran Sabana.

         La remodelación afectó asimismo algunas zonas verdes, eliminó las tres Fuentes, reubicó y elevó la escultura de mármol que simboliza a Venezuela, reubicó los postes-faroles próximos a la peana de la estatua, los bosquecillos sustituidos por yerba rala y los tradicionales bancos boulevarderos por otros modernos, más grandes y semicirculares.

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