Este frondoso árbol de la región del
Bajo Caura, fue declarado en 1952 “Arbol Emblemático del Estado Bolívar”, no
sólo por su porte señorial de fronda y flora sino por el valor económico de su
fruto, fuente de la Cumarina, utilizada en la industria de la Perfumería y para
aromatizar ciertos tipos de tabaco.
Centenares de miles de árboles de impresionante
corpulencia cubren las tierras húmedas de Guayapo, Suapure, Hilaria, Monte
Oscuro, Pastora, Chiveta, El Caballo y El Manteco en el Bajo Caura, sin dejar
de mencionar las selvas ribereñas de la zona media, desde el raudal La Mura
hasta la desembocadura del Nichare y las grandes montañas orinoqueñas.
Lo espléndido y generoso de esa flora
sarrapiera es su fruto (coumarouna punctata), drupa de forma alargada y pulposa
de cuya almendra se obtiene la cumarina. Los frutos caen espontáneamente, sin
que el árbol lo toque para nada la mano del hombre, suerte que jamás tuvo el
Caucho al que había que exprimirle la savia a fuerza de mortales incisiones.
Al madurar el fruto, entre febrero y
abril, cae de árbol y ya en marzo está lista y servida la mesa del sarrapiero
recolector.
Los campesinos del Caura dicen que el
Sarrapio llega a crecer hasta 30 metros de altura y que cuando florece, todo su
habitad es de color lila y penetrantemente aromático. La producción de una mata
oscila entre 10 y 20 kilogramos de frutas, depende de su edad y tamaño. Hay
unas que dan excepcionalmente hasta un quintal (45 kilogramos), pero para
obtener un kilogramo de almendras que es lo que en definitiva tiene valor
comercial, se requiere recoger de 350 a 400 frutos.
Los indios Maquiritare y también los
Panare obtienen la almendra utilizando hábilmente una puntilla fabricada por
ellos. En cambio, los campesinos del Caura y del Orinoco, luego de eliminar la
pulpa fibrosa, obtienen la almendra, eliminando su dura cobertura a golpe de
piedra. Se trata de un trabajo en cierto modo cuidadoso, pues subsiguientemente
existe una cutícula que si se malogra puede depreciar la calidad de la
almendra. Por ello en el argot de los sarrapieros se habla de almendra de
primera y de segunda. Esta labor suele hacerlo el campesino cuando declina el
Sol y luego que ha estado durante el día recolectando el fruto diseminado bajo
la anchurosa fronda o follaje de los sarrapios.
Los aliados del sarrapiero
Dos aliados importantes se anotan a
favor del sarrapiero durante la temporada de recolección. Tales son los monos y
pájaros que sacuden y desprenden los frutos de los apretados racimos que
cuelgan de los árboles. Pero cuando empiezan las lluvias, el sarrapiero se
atemoriza y huye aún cuando no haya podido terminar su faena. Es el temor a las
niguas, insectos parecidos a las pulgas, cuya hembra penetra la piel de los
animales y seres humanos para poner sus huevos que al anidarlos producen
escozor y úlceras graves. Este enemigo del sarrapiero eclosiona por millares
cuando la lluvia hace contacto y precipita la descomposición de los frutos del
sarrapio.
Los sarrapieros que generalmente
trabajan asociados en grupos o por familias, sacan la almendra del endocarpio,
una a una mediante el golpe de piedra y luego de hecho esto la acarrean en
sacos hasta estaciones ubicadas en la orilla de caños y ríos. Los centros de
acopio solían o suelen ser Maripa, La Urbana y Caicara. Después, para evitar la
corrupción o contaminación de la almendra, se somete a un proceso de
cristalización sumergiéndola en alcohol de baja gradación y exponiéndola
seguidamente durante varias horas al sol hasta que se formen cristales en la
superficie. Es entonces cuando queda lista para la exportación.
El olor y valor de la sarrapia
Aquel suelo tapizado de flores de color
lila y olor penetrante que prácticamente se absorbía con el humo del tabaco del
explorador europeo, dio la pista. Una muestra enviada a laboratorios de
Inglaterra, permitió en 1846 la primera exportación estadística que se conoce.
De la almendra de la sarrapia se había logrado aislar una sustancia llamada Cumarina, por la cual se interesó no
sólo la industria tabacalera que buscaba un elemento natural para aromatizar el
cigarro, el cigarrillo y el rapé, sino también la industria química que vio en
la Cumarina un excelente fijador de perfumes y la farmacéutica que podía
utilizarla como componente de algunos productos medicinales reforzando la
tradición criolla de los curanderos que preparan con la sarrapia un trabajo
indicado contra las gastralgias. El conocimiento de la corteza suele usarse
asimismo como sudorífero.
Aún cuando la exportación de la
sarrapia aparece registrada estadísticamente por primera vez en el año
económico 1845-1846 con la cantidad de 10.370 libras por valor de 1.354, 72
pesos, su importancia comercial se extiende desde la década de 1890 hasta 1965
cuando comienza a decaer. Su mayor auge lo alcanza en 1942 con una producción
de 784 toneladas métricas, por un valor de 4 millones 648 mil 962 bolívares. El
decaimiento del comercio de exportación de la sarrapia desde 1965 venía
precedido de una producción irregular a causa de bajas y alzas interanuales que
determinaban una variación en los niveles de exportación del producto hacia
países compradores como Estados Unidos, Alemania, Gran Bretaña, Italia, Japón y
Francia.
Ciudad Bolívar fue desde el siglo
diecinueve, el centro de mayor comercio del producto a través de importantes
casas mercantiles, siendo las más destacadas hasta poco después de la Segunda
Guerra Mundial, Dalton & Cía y Blohm
y Cía. que financiaban las cosechas a través de intermediarios. En 1955
entra en escena el extinto comerciante Floduardo
Inocente Díaz (Quírico Díaz), quien también comerciaba con el balatá y la
quina alternando este comercio de exportación con la industria de cerámica para
la construcción.
Además de la firma Quírico Díaz a
través de su hijo el abogado José Díaz (compañero de estudio), hay otros grupos
en Maracay y Valencia que van directamente a Maripa por una cosecha que debido
a la inflación carece de atractivo para los campesinos del Caura.
En Febrero de 1995 estuvimos en Maripa
y apreciamos que había intermediarios que pagaban la sarrapia de primera a Bs.
230 el kilogramo y Bs. 100 la de segunda, un poco más que el año anterior, pero
aún así los sarrapieros encontraban que era muy barata en comparación con el
alza del combustible, de los alimentos y el riesgo y esfuerzo físico que
entraña su internación en la selva inhóspita para recoger y procesar la
cosecha.
Los intermediarios de Ciudad Bolívar y
Aragua suelen llegar hasta el centro de recolección de la sarrapia que es una
Estación ubicada en una zona estratégica del Suapure a la cual se llega desde
los puertos del Caura en Maripa y Aripao.
La Sarrapia bajo control del Estado
El Estado venezolano siempre ha tenido control sobre
ese producto forestal de la selva caureña a través de las concesiones y
finalmente en 1958 a través del Instituto
Agrario Nacional, comisionado según Decreto 742 para administrar la cosecha
de sarrapia baldía y comprar y vender la denominada doméstica cultivada.
Entonces el IAN perseguía el propósito
de realizar un plan de colonización agrícola en zonas del Caura y Orinoco que
comportaría la reubicación y organización de los núcleos campesinos
recolectores y pobladores indígenas dispersos, en lugares de fácil acceso a los
sarrapiales. Pero nada del plan llegó a cristalizar debido a que de manera
repentina se cerraron los principales mercados foráneos del producto, entre
ellos el mercado norteamericano, por la aparición de la cumarina sintética. La American
Tobacco Company, fabricante del cigarrillo Lucky Strike, fue por muchos años uno de los más fuertes
compradores.
Otro factor que contribuyó a que bajara
ostensiblemente la curva de producción y exportación se localiza en la gestión
de la Comisión de la Sarrapia y el IAN, entes que según las firmas exportadoras
del producto, desconocían por completo los complejos mecanismos de la
explotación así como el comercio de los mercados de fuera. De manera que los
costos de explotación, en razón de la frondosa burocracia y el deseo de pagarle
mejor al campesino, elevó el precio de la sarrapia a un punto difícil de
competir en el mercado internacional con otros proveedores como Guyana,
Trinidad y Brasil que también exportan la almendra a costos bajos debido a que
la mano de obra en esos países es mucho más barata.
La sarrapia venezolana cristalizada estuvo
años almacenada en los Puertos de Nueva York y Puerto Cabello sin encontrar
compradores, lo que obligó al gobierno a paralizar la recolección y suspender
los planes de colonización.
La paralización de la actividad
recolectora duró dieciocho años, al cabo de los cuales se reanudó gracias a una
sorpresiva demanda de los mercados europeos y norteamericanos que, aunque en
poca cantidad, todavía continúa, sólo que son escasos los recolectores que
ahora se arriesgan con la actual oferta de unos precios que escasamente
compensan el riesgo, el esfuerzo físico y los altos precios del combustible y
los alimentos.
No obstante estos inconvenientes, la
Asociación Educativa para la conservación de la Naturaleza (Econatura) ha
propuesto conjuntamente con SEFORVEN, un Proyecto para rescatar el
aprovechamiento comercial de la sarrapia en la Reserva Forestal del Caura, la
cual según expertos en la materia, es la mejor del mundo, Las especies
venezolanas son la Coumarouna Punctata, llamada
Sarrapia Real o Yape, Coumarouna Rosea, denominada Sarrapia Mona y la Coumarouna adorata de rara incidencia en el país.
Pocos venezolanos conocen la Sarrapia
como árbol emblemático del Estado Bolívar. Así fue declarado por Decreto del
Gobierno Regional luego de decidirlo un Jurado designado en mayo de 1952,
integrado por Tirso Tosta, Ernesto Sifontes, A. J. Cordoliani, J. N. Perfetti y
J. A. Montes Avila.
También se conoce a la Sarrapia como Haba Tonka. El nombre científico es Diphysa punctata, su tronco liso puede llegar al metro y medio de circunferencia y a los treinta metros de altura. Pertenece a la familia Fabaceae. Es originario de la parte norte de Sud América, de la zona de la cuenca amazónica que hoy ocupan los países de Brasil, Venezuela y las Guayanas (aunque hay naturalistas que lo consideran nativo de China.
También se conoce a la Sarrapia como Haba Tonka. El nombre científico es Diphysa punctata, su tronco liso puede llegar al metro y medio de circunferencia y a los treinta metros de altura. Pertenece a la familia Fabaceae. Es originario de la parte norte de Sud América, de la zona de la cuenca amazónica que hoy ocupan los países de Brasil, Venezuela y las Guayanas (aunque hay naturalistas que lo consideran nativo de China.
Caucho, Balatá y pendare
Además de la Sarrapia, entre los productos forestales
que gravitaban en las exportaciones antes del petróleo, estaban el Caucho, el Balatá y el Pendare, todos
extraídos de la prodigiosa selva guayanesa.
El Caucho (Hevea spp.), árbol que crece
en los suelos pantanosos de arcilla y humedad alta, se localiza en la Cuenca
del Caura y en el Alto Orinoco. Aquí en el Alto Orinoco, la CVG lleva adelante
una siembra sistemática para recuperar este recurso explotado irracionalmente
hasta los años de 1920 cuando comenzó a disminuir su demanda en el mercado
internacional a causa de la competencia que le hacían los cultivos de
plantaciones asiáticas y la industrialización del caucho sintético.
El Pendare, especie arbórea de la
Sapotáceas, produce una resina gomosa denominada chicle, importada totalmente
por los Estados Unidos para la confección del famoso Chiclets, especie de
golosina o goma endulzada para satisfacer el hábito de mascar que en los
Estados Unidos es antiquísimo y ha sido difundido a otras partes del mundo. El
chiclets tiene gran demanda entre jóvenes y peloteros. El Pendare, una de las
especies sapotáceas de donde se extrae, suele localizarse en las tierras del
Yuruary. Pertenece al género Mimusops, igual
que el Pendare, de donde se obtiene el latex del Balatá, considerado el más valioso.
El
Balatá, producto semejante a la gutapercha, se obtiene del árbol del Purguo
llamado también Purguey y Purvio. La industria de los materiales plásticos
aislantes y de otros productos semejantes que utilizan al petróleo como materia
prima, determinó su decadencia después de haber cubierto un período de
explotación inmensa de cuatro decenios (1890-1930).
Al igual que se hace con el Caucho y el
Pendare, al Purguo se le practican incisiones a lo largo de su corteza para
obtener el latex o savia que luego es transformado en Balatá. Para ello el
latex debe cuajarse al fuego y seguidamente moldearse en planchas de 50 libras
de peso, exigidas así por el comercio de exportación.
En Tumeremo, donde se recogía el latex
proveniente del Cuyuní, Botanamo e Imataca, operó la empresa inglesa “Dick Balatá Ltd” que estableció un
virtual monopolio en la región. A partir de 1930 la “fiebre del balatá” fue cediendo hasta extinguirse, debido a varios
factores, entre ellos los estragos de la deforestación, la competencia de otros
países productores como Malasia, Indonesia, Brasil, y la caída de los precios a
consecuencia de la crisis económica de los años de 1930.
Existe un árbol de gran tamaño, (muy frondoso), que produce una fruta similar a la sarrapia (aunque un poco menos alargada) ¿saben el nombre?
ResponderEliminarYoo
EliminarNOOO
EliminarQue fascinante
ResponderEliminarSi es un excelente aprendizaje yo soy productor de sarrapia haba Tonka soy de aripao
ResponderEliminarMe podrían decir cuáles son las partes del árbol? Es para una tarea por favor, gracias!
ResponderEliminarBuen reportaje informativo , para que la gente joven se documente e interesen por nuestro pasado y fuente de ingresos
ResponderEliminar