Las corridas taurinas comenzaron
formalmente en Venezuela por Caracas con la inauguración de la Plaza de Toros
de El Metropolitano el 2 de febrero de 1896 e inmediatamente después se
extendieron a Ciudad Bolívar.
El Anunciador, trisemanario bolivarense fundado el siglo diecinueve
(diario desde 1900), da cuenta en 1898 del Circo Alegría por el cual desfilaron
toreros de la calidad de Pepe Hillo, Ezequiel Rodríguez, Lagartillo, Pepete,
Litri, Guerrerito, Pulguito Chico y Antonio Boto.
Para entonces, Ciudad Bolívar no contaba con un circo de Toros
establecido, sino que se localizaba el lugar más apropiado, el patio cercado de
una casa antigua como la Aduana Vieja, por ejemplo, y allí se improvisaba el coso
de la temporada porque las corridas como el cine y el teatro se daban por
temporada, casi siempre transcurrida la estación lluviosa.
El Anunciador del 22 de enero de 1898 trae esta nota: Toros
y Toretes –Diestros y Aficionados: Ha circulado el programa para la corrida de
mañana. El ganado es de Palo Grande, escogido por el maestro Ezequiel
Rodríguez, el cual informa que es de buena lámina, ligero de pies y que no
escurre el bulto.
Después del Circo Alegría vino el Circo de Toros La Paz, en agosto de 1900.
Se inauguró el día 23, “Toros y Toreros- dice la Crónica
del siguiente día- no estuvieron a satisfacción
del soberano que es el casiano en todas estas jergas y como es natural e
indispensable, la empresa debe ser solícita en prometer y cumplir mejores
condiciones en las próximas corridas”.
El circo La Paz fue un fracaso y al mes siguiente se montó el Circo
Santa Justa con las actuaciones de los toreros El Rubio, Boca Negra y El Chato.
La corrida del 23 fue gratuita, regalo del Presidente del Estado, general
Lorenzo Guevara, en la ocasión de su matrimonio con la señorita María Magdalena
Hermoso.
La actividad taurina se vio interrumpida entre 1902 y 1904 debido al
alzamiento del Capitán Ramón Cecilio Farreras que culminó con la batalla de
Ciudad Bolívar en julio de 1903 y en la que hubo más muertos y heridos que en
la Batalla de San Félix.
En noviembre de 1904 se acondicionó el solar de la Aduana Vieja para
reanudar las temporadas taurinas con una corrida realizada el domingo 20 con
muy satisfactorios resultados por parte de la cuadrilla, a excepción de Antonio
Fuentes (Boca Negra). Antes de la lidia, un toro hirió al empresario Narciso
Riera. La temporada debía continuar el 4 de diciembre con el matador Víctor
Fernández (El Asturiano), por el cual había mucha expectativa, pero, según el
empresario, no fue posible porque algún malvado abrió la puerta donde estaba
encerrado el ganado y éste tomó las de Villadiego.
La fiebre hípica encendida por el Hipódromo del Jockey Club en la parte
oriental de la ciudad (1907), mermó el interés por el espectáculo taurino. De
todas maneras, para la temporada de 1908 un nuevo empresario habilitó El
Convento y el domingo 10 de octubre Boca Negra ofreció un toro de muerte a
volapié o al cuarteo. Todo el mundo se entusiasmó, especialmente, porque el
guayanés Segundo Rojas haría su debut y formaría parte de la cuadrilla de
Guillermo Sarmiento.
En diciembre de 1910 surge la presencia emprendedora de Víctor
Monedero, un español del antiguo partido anarquista, procedente del Istmo de
Panamá, donde se hallaba trabajando en la construcción del Canal.
Enterado en Caracas de las posibilidades taurinas de Ciudad Bolívar se
viene a esta parte del Orinoco a invertir sus Balboas en la construcción de una
modesta Plaza de Toros. El primero de ese mes, El Luchador da cuenta de ello:
“Con
sumo interés se activa la construcción
de un Circo de Toros que tanta falta hace a esta población, de suyo amante de
tan agradable divertimiento. Ya, según parece, se ha señalado el sitio para tal
objeto. De ello daremos cuenta oportunamente.”
Entre tanto las corridas no podían detenerse por falta de un lugar
apropiado y al siguiente año se improvisó un nuevo lugar: El Hipódromo, cedido
por el Jockey Club. El 15 de noviembre se realizó allí una corrida a beneficio
del Hospital Las Mercedes, promovida por el general Doroteo Flores, con la
actuación de los maestros Antonio Padilla y Boca Negra, figura constante y ya
familiar de los bolivarenses.
Monedero construyó su circo entre la falda del Cerro del Chivo y la orilla
del Orinoco. Que el circo estuviese cerca del río era importante toda vez que
el ganado casi siempre venía en transporte fluvial. El circo fue hecho de
concreto armado, pero poco acabado. Para orientar al aficionado en víspera de
una lidia bastante promovida, el cronista del diario El Luchador publicó el 30
de abril de 1915 esta nota:
“Advertimos
que el actual circo yace a la falda poco sedeña de la ríspida Laja del Chivo,
que disfruta de un pavimento poco afelpado, y bueno es que la empresa haga acopio
de árnica, y si es posible pueda mandar a preparar en la Botica Vargas el
decisivo Bálsamo de Fiebrás, cuya útil receta nos ha trasmitido el buen Sancho.
Contamos con que el Maestro hará esa tarde prodigios de toda suerte para dejar
bien sentada su reputación mundial de coraje en la tierra de Heres.”
El 2 de mayo se efectuó la corrida con Joaquín Briceño (El
Trompa), acompañado de Paco, El Pintor,
Boca Negra y del banderillero José Teperino, quien había llegado en barco desde
el puerto de La Guaira el 24 de abril.
La corrida publicitada como monumental fue un fracaso a juzgar por las
crónicas de entonces. Se ofrecieron cinco reses traídas del Fundo “La Tigra,” de las cuales una sería
estocada. Muy rara vez se mataba el toro en faena. Para los bolivarenses lo más
importante entonces era la lidia, capear y dar pasos de verónicas. Entonces
había dos escuelas taurinas en la España de Pedro Romero, introductor de la
muleta en la Plaza Ronda: la pinturera de Sevilla que se complace en jugar con
las fieras burlándose con fintas y capotazos y la rondeña de Pepe Hillo, sobria
y dramática.
La temporada continuó con la llegada de los toreros Miguel Ullivari
(Victoria), Miguel Amado y Francisco Rastrollo (El Sevillano). Esta cuadrilla
estuvo toreando los domingos hasta el 30 de mayo que se despidió ofreciendo la
corrida en honor del General Juan Vicente Gómez, recién electo Presidente de la
República.
La muerte de Sevillano
Para estabilizar la actividad taurina en el coso construido por él,
Vítor Monedero formó una empresa taurina que inició el domingo 6 de junio una
serie de corridas con los toreros Víctoria, Sevillano, Amado y el novato Luis
Márquez.
El Sevillano Francisco Rastrollo debía recibir la alternativa el
domingo 6 (seis) de junio de manos de su paisano Miguel Ullivari (Victoria),
pero fue imposible debido a que éste había sido maltratado por un toro en la
corrida anterior. Los trastos de matar vino a recibirlos en la corrida del
domingo 20 que estuvo muy bien para Sevillano y Amado, no así para Victoria que
aún no se reponía de sus aporreaduras.
Al siguiente día, lunes 21, a las 9 y media de la mañana fue la
desgracia. Uno de los toros de la lidiada del día anterior cogió al Sevillano.
Lo prendió por el pecho con el pitón derecho cuando fue al corral junto con
Miguel Amado y varios peones para quitarle las banderillas. En una pared de la
casa de doña Flora, uno de los cuatro hijos que tuvo Monedero, se ven los
cuernos del animal, un toro artifino, que tocó en pleno corazón al torero
Francisco Rastrollo sin que nada pudieran hacer los médicos J. M. García Parra
y Blanco Ledesma, en el hospital Ruiz. El Sevillano tenía 22 años apenas y era
único hijo.
Guayana tuvo un mataor
La afición taurina en Bolívar por ese
tiempo crecía, no sólo a nivel de espectadores sino también a nivel de jóvenes
promesas de la tauromaquia como Paco Castillón, Víctor Salicetti Aguilera,
Pedro Montes y Eduardo Melgar, quien recibió en el propio Circo Monedero la
alternativa del famoso Cayetano Ordóñez o “Niño
de la Palma”.
Melgar que cumplió luego exitosa carrera de torero en Caracas y España,
terminó un buen día estudiando y cantando en la Julliard School de Nueva York. Casado con la soprano Rosita del
Castillo, Melgar comenzó su vida de torero en los corrales del matadero
Municipal con el maestrico Cantini, bedel del Liceo Peñalver y luego en el
Circo Monedero con el Maestro Cayetano
Ordóñez, padre de Antonio Ordóñez que fue gran figura, torero de mucha clase, a
quien Federico García Lorca le dedicó aquel poema “Era de Ronda y se llamaba
Cayetano.”
Melgar debutó en Salamanca con Rafael y Curro Girón, la primera vez que
se dio un cartel con tres venezolanos juntos. Fue una corrida del Sindicato de
Espectáculos. Estuvo con Chamaco en una
corrida realizada en Palma de Mayorca y
en Barcelona con Jaime Ostos y Joaquín Bernardo, un torero que cada vez que
figuraba con el guayanés salido del Circo Monedero, le iba mal. Su última
corrida fue en Benavente, provincia de Zamora, con el Rejoneador Peralta.
Quienes se iniciaron con él, no pasaron de novilleros y a los cuales
las Crónicas Plácidas dedicó ésta en mayo de 1942 después de una alegre
corrida: “La corrida del domingo/ con el laudable fin de hacer dinero/ para fines
benéficos fue dada/ Una despampanante becerrada/ el domingo, en el Circo
Monedero/ Con oreja de oro, de ternero/ se dispuso sería recompensada/ la faena
mejor ejecutada/ y aunque diestro no
había, sobró torero/ y aun cuando Paco Castillón y Flores/ resultaron valientes
matadores/ y Carreño y Morales, dos Belmontes/ y aunque comióse un toro
Salicetti/ como si fuese un plato de Spaghetti/ correspondió la oreja a Pedro
Montes”.
Lidia entre Saurio y vacuno
Pero el Circo Monedero no sólo se prestaba para corridas taurinas, sino
que allí también tenían lugar otros espectáculos como boxeo y cine. Los toros
venían en barcaza por el Orinoco desde Apure, Caicara y otros puntos ribereños.
En una oportunidad a Monedero se le ocurrió montar la lidia entre un toro y un
caimán. Fue realmente una lidia espectacular de la cual hablaron los
bolivarenses por mucho tiempo. Los espectadores pagaron entonces 5 bolívares
sombra y tres, gradas de sol.
Los trinitarios, siempre tan cercanos a Ciudad Bolívar, pidieron a
Monedero probara suerte con sus toros en la Isla y allá fue a tener el 21 de
mayo de 1927 con la primera corrida dada en la fascinante tierra de los
colibríes. Así consta en un cartel en inglés que doña Flora Monedero de
Espinoza, conserva entre muchos otros papeles de su padre. Ella es la guardiana
de la herencia, incluyendo las ruinas del Circo al que le han puesto sus ojos
crematistas los corredores de bienes raíces, tropezándose con la resistencia de
la doña que prefiere la estrechez antes que salir de lo que considera una
reliquia invalorable de los bolivarenses.
Para 1944 la afición taurina consideraba al circo Monedero obsoleto,
incómodo y pequeño, afectado además por la gran crecida de 1943. La ciudad
requería de una Plaza de Toros en forma, y en esa dirección, Ramón Fernández,
M. A. García Delepiani, Fermín Bello Dalla-Costa, Antonio Bello, Rafael Alejos
y E. Guerra Ruiz, promocionaron una Compañía para la construcción de una
moderna Plaza de Toros en terrenos propiedad de Luis Alberto Uncein y de la
señora Inés de Alejos, adyacente a la Avenida Táchira, con frente al Paseo 5 de
Julio. Se estimó un capital de 120 mil bolívares equivalentes a 1.200 acciones
(Bs. 100 cada una).
La Compañía Constituida bajo la presidencia de Rafael Alejos, estuvo
reuniéndose en el Club Atlante hasta 1951. Para ese año, siendo el presidente
de la compañía en formación, Antonio Bello Velásquez, acordó su disolución, no
obstante haberse colocado la primera piedra el 15 de septiembre de 1946 y haber contratado como
proyectista de la obra al ingeniero español Rafael Vidal Martí.
Antes de su liquidación esta compañía, organizaba corridas en el
Estadio Heres. Aquí inauguró la temporada de 1946 con el debut del matador
peruano Guillermo Rodríguez “El
Sargento”.
Con la disolución de la Compañía, el circo Monedero procuró reanudar
las actividades con novilleros locales, pero su fundador Víctor Monedero,
estaba prácticamente enervado por la edad. Murió el 10 de octubre de 1961 a
consecuencia de un arrollamiento sufrido meses antes.
En agosto de 1987, por iniciativa del ingeniero agrónomo Luis Thula
Campos, Presidente de la Feria del Orinoco, se trajo de Los Andes un coso
portátil al que le pusieron Circo La Macarena a objeto de reactivar la afición
taurina. Entonces se presentó al mataor Bernardo Valencia y la Municipalidad
fue ganada para desempolvar el proyecto de la Plaza de Toros, pero vinieron
cambios políticos y al parecer también cambios a nivel de la afición y
nuevamente quedó sepultada la idea, mientras la Plaza portátil La Macarena fue
afectada por otro destino: Upata.
Fue, Luis Thula Rangel, Médico Veterinario, Presidente de la Feria del Orinoco, en Agosto de 1987, quien trajo, a Cd. Bolívar la Plaza de Toros La Macarena.
ResponderEliminarMe gustaría encontrar informacion sobre el Torero apodado el Morenito De Guayana, creo que era se apellido Montañez
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