Fue
decretado el 27 de octubre de 1969 por el Gobernador Eduardo Oxford-Arias,
realizado durante la gestión del Gobernador Manuel Garrido Mendoza e inaugurado
por el Presidente de la República Rafael Caldera, el 25 de agosto de 1973, pero
el Museo nació mucho antes, tal vez
cuando el maestro Jesús Soto planteó la idea al ganar en 1959 el Premio
Nacional de Pintura.
Víctor Vasarely, pionero del cinetismo que luego abandonó, con un
conjunto de obras canjeadas logró un Museo para su patria Hungría. Soto,
creyendo que podía hacer lo mismo, se aventuró en una empresa similar y así
Ciudad Bolívar tuvo también de pronto su Museo.
Soto contaba con una buena e interesante pinacoteca integrada por obras
propias y de otros artistas constructivistas, incluyendo vanguardistas de esa
corriente, de manera que en 1959, cuando obtuvo el Premio Nacional de Pintura,
planteó la idea a Miguel Arroyo, director del Museo de Bellas Artes y a Clara
Diamend de Sojo, directora de una galería caraqueña de arte moderno.
Ambos vinieron a Ciudad Bolívar comisionados por Soto en la ocasión de
fundarse la Casa de la Cultura por iniciativa de Mínima Rodríguez Lezama, David
Alizo, Mercedes Quiroga, Germán González Seguías, Elías Inati y quien esto
escribe. La reunión se realizó en la Biblioteca Rómulo Gallegos y los
visitantes hablaron sobre el Museo Moderno como agente catalizador,
aglutinador, efervescente y modificador de los gustos de una sociedad.
Esbozaron finalmente el proyecto de Soto y animaron a la Casa de la Cultura
para que se erigiera en abanderada de esta idea.
La colección de obras artística estaba lista y dispuesta en París. Sólo
había que gestionar el espacio físico, para lo cual parecía venir bien entonces
la Casa de las Doce Ventanas, antigua
arquitectura que establecería un contraste interesante con el arte moderno. La
sucesión Machado Liccioni pedía 200 mil bolívares por la casa en ruinas.
Intentamos interesar al gobernador Rafael Sonoja Valladares y presentó el
inconveniente de la falta de disponibilidad presupuestaria en el año final de
su gestión (1968).
Con el cambio de gobierno las cosas mejoraron notablemente, pues el
gobernador Carlos Eduardo Oxford Arias y el Secretario de Gobierno Paúl von
Büren eran amigos del Maestro Jesús Soto y no sólo estaban al tanto del
proyecto, sino que lo aupaban. De suerte que en vez de adquirir la Casa de las
Doce Ventanas, el Gobernador decidió construir un Museo de arquitectura moderna
y por Decreto 9 del 27 de octubre de 1969 así lo dispuso llevando ya el nombre
del artista y asignando para el inicio de la obra en la Ley de Presupuesto a
ejecutarse al año siguiente, la cantidad de 300 mil bolívares.
El Museo una realidad
Localizar, adquirir el terreno,
diseñar, proyectar y construir la obra tardó tres años y ocho meses. La
arquitectura del Museo de por sí ya es una obra de arte en la cual se esmeró
Carlos Raúl Villanueva (1906-1976), arquitecto de los Museos Bellas Artes de
Caracas y de Ciencias Naturales como de la Ciudad Universitaria que es el
ensayo más completo que se ha hecho de integración artística en Venezuela. En su honor la Casa de la Cultura se adicionó
su nombre.
La obra, aunque fue decretada por
Oxford Arias, su construcción fue posible durante la gestión gubernamental del
arquitecto Manuel Garrido Mendoza y tocó en suerte al Presidente de la
República. Dr. Rafael Caldera, inaugurarla el 25 de agosto de 1973.
Costó un millón 300 mil bolívares y fue
abierto con importantes obras de arte ofrecidas por Soto en calidad de comodato
y cuyo valor entonces se estimaba en 10 millones de bolívares. El Maestro
Antonio Estévez se integró al Museo con su obra Microvibrafonía Múltiple. Pero
ya la música de Estévez no está. Brilla por su ausencia. Los únicos sonidos que
invaden ahora las salas del Museo provienen de los Penetrables Sonoros que han
vuelto después de largos años de ausencia junto con los Penetrables Silentes.
El discurso del acto inaugural del
Museo en 1973, al que asistieron notables personalidades del mundo artístico e
intelectual, nacional e internacional, estuvo a cargo de Alfredo Boulton, quien
presentó al Museo como “un desafío a lo
sedentario y arcaico... un grito en la plaza pública para gente joven de
espíritu que quiere lanzarse a su propia y suprema aventura creadora”.
Caldera, quien en esa ocasión recibió
el Collar de Angostura igual que Soto la Orden de Andrés Bello, encontró en la
obra de Soto como en la de los otros expositores “una capacidad ilimitada de creación en pleno desarrollo”, mientras
Cruz Diez comparó la existencia del Museo con un detonante en un país donde la
noción del mundo se define por las consignas de partido.
El Museo, administrado por una
Fundación del gobierno regional que preside Soto, se inició bajo la dirección
de Armando Gil Linares, quien meses antes se había ganado el primer premio del
Salón Alejandro Otero de la Casa de la Cultura. La primera directiva de la
Fundación estuvo integrada, además de Jesús Soto en calidad de Presidente, por
Alfredo Boulton como Vicepresidente; Carlos Raúl Villanueva, Guillermo Meneses,
Miguel Arroyo, Hans Neumann, Miquel Otero Silva, Simón Alberto Consalvi, Luis
Pastori, Silvia Boulton de Ellis, María Teresa Castillo, Margot de Villanueva,
Sofía Imberg, Narciso Debourg, Lourdes Blanco de Arroyo y Ángel Ramos Giugni.
El Museo cuenta en la actualidad con
más de 500 obras de artistas nacionales e internacionales del siglo XX. En esa
colección se encuentran representados artistas de la Vanguardia histórica rusa,
del Neoplasticismo, la Abstracción Geométrica, del Arte concreto, monocrómico,
cinético, óptico, programado, sistemático y experimental.
Se encuentran en el Museo obras de
artistas de renombre internacional como Kasimir Malevich, Robert Jacobsen,
Alberto Magbelli, Kenneth Snelson, Georges Rickey, Natalia Gontcharova, Pavel
Mansouroff, André Heurtaux, Jesús Soto, Man Ray, Josef Albers, Jean Tinguely,
Fortunato Depero, Jean Gorin, Lucio Fontana, Lajos Kassak, Víctor Vasarely, Michel Seuphor, Henryk
Stazewski, Mauro Reggiani, Auguste Herbin, Sonia Delaunay, Marcel Louis
Baugnet, Serge Poliakoff, Wassil Kandinsky, Johannes Itten, Jean Arp, Theo Van
Doesburg, Hans Richter, Ilya Chashnik, Liubov Popova y Henryk Berlewi.
Segunda etapa del Museo
En la avenida Germania, a 800 metros
del Aeropuerto de la ciudad, la CVG construyó la segunda etapa del Museo, la
cual fue inaugurada en noviembre de 1987 por el Ministro Leopoldo Sucre
Figarella, a un costo de 32 millones de bolívares.
Las obras de ampliación tardaron unos
diez años, diseñadas conforme a la arquitectura de la primera etapa y al nuevo
orden urbano que se ha venido generando en la zona con la aparición de este
importante centro cultural de proyección internacional.
Está conformada esta segunda etapa por las áreas administrativas,
cultural, docente y de servicios generales. La superficie de construcción
abarca los 3.489 metros cuadrados, que sumados al área de la primera etapa
arroja un total de 5210 metros cuadrados, sin contar los 7 mil metros cuadrados
de áreas verdes y estacionamiento. Soto dijo en una ocasión que “este no es un Museo”. Quería decir que
el Museo de Artes Moderno no es un museo estático, sino un centro de
investigación y de acopio histórico de lo más jalonado del arte moderno. Un
centro que nos enseña algo nuevo aunque muchas obras daten de un tiempo fuera
de nuestro alcance existencial. Pero ellas como las recientes, también son
nuevas y modernas porque sorprendentemente son desconocidas o en su verdadero
tiempo no se les dio su valor y se redescubren hoy y vemos que están
concatenadas con lo que se hace en el presente y lo que vendrá mañana
Hace tiempo dije en un trabajo sobre el abstraccionismo que pasar por
el Museo Soto no es pasar en vano, pues algo nos queda. Un museo, lógicamente
como el que nos ocupa, interviene sin que se den cuenta, en la formación del
gusto de la gente, en la forma de comportarse, en fin, en su educación. A
medida que lo frecuentan lo va sensibilizando hasta para las cosas que son de
la vida diaria como sería diseñar o escoger un vestido, comprar unos muebles,
decorar la casa o el propio territorio de la intimidad.
Una de las cosas buenas del museo de Artes Moderno, es que nos enfrenta
con un arte de situaciones que perturba y reta hasta despertar conflictos y
discusiones en busca de verdades. Las obras, en principio, no tratan de
explicar nada, sino más bien de plantear situaciones de percepción o
situaciones que puedan desatar en la gente una nueva mitología, una nueva
visión de la naturaleza que revela cosas a veces existentes que no han sido
vistas o decididas por nadie.
En el curso de sus dos primeros decenios pasaron por este museo de arte
moderno, cuatro directores: Armando Gil Linares, quien estuvo por espacio de
diez años; el italiano Getulio Alviani quien organizó el museo de manera
coherente y le dio proyección internacional; la licenciada en filosofía de la
estética, Gloria Carnevali, realizadora de una labor profunda, dinámica, de calidad
y el arquitecto Freddy Carreño, quien ingresó tras un conflicto entre Soto,
Boulton, Alviani y Gloria Carnevali.
Para celebrar su vigésimo aniversario, la dirección artística del Museo
programó tres Exposiciones que fueron inauguradas por el Presidente de la
República, Ramón J. Velásquez,
denominadas: Los Artistas del Museo, de la Construcción Racional a la
Existencia Inestable y Villanueva y el Museo Jesús Soto.
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