De original estilo angostureño, el atractivo
inmueble de mampostería construido al iniciarse la mitad del siglo diecinueve
por la familia Rodil, emparentada con el prócer Tomás de Heres, fue restaurada
y adecuada para la Escuela de Música Carlos Afanador Real.
Haciendo esquina entre las calles Amor
Patrio e Igualdad, diagonal con la Sacristía de la Catedral, la Casa de los
Rodil, hoy llamada “Casa Paschen”, fue erigida y sirvió siempre de vivienda a
gente tradicional y relevante de la sociedad bolivarense y ya agonizando el
siglo XX, tras abandono total que amenazaba su permanencia, fue restaurada y
destinada a un uso distinto: el de la docencia musical.
Está el inmueble entre los 26
seleccionados para uso social dentro del programa de revitalización del Casco
Histórico de Ciudad Bolívar iniciado en 1986 y en el cual participaron la
Gobernación, Mindur, el Instituto de Cooperación Iberoamericana, Municipalidad,
CVG y otros entes como Lagoven cuyo aporte específicamente se materializó en la
restauración de la “Casa Paschen”.
El costo de los trabajos de
restauración estuvo en el orden de los 6 millones de bolívares y avanzaron
lentamente por lo cuidadoso de los mismos, desde hace dos años. Entonces y
previo estudio complementario del anteproyecto encomendado al arquitecto
Orlando Benites, se trabajó en la restauración de los techos con materiales
tradicionales, conservación de los pisos de mosaico existentes, incluyendo
paredes de zaguán, restitución de los pisos de madera de los salones principales,
restauración en sitio de los balcones con vista al Orinoco, puertas y otros
elementos de antigua arquitectura que singularizan e imprimen expresión
estética de conjunto a la venerable casa.
La Ciudad de Bolívar de 1850
Comenzando la segunda mitad del siglo
XIX, el escribano público Juan Rodil construyó la hoy llamada “Casa Paschen”.
Para entonces ya la ciudad había cambiado su nombre de Angostura por el de
Ciudad Bolívar. En 1852 cuando fue construida, mandaba en Venezuela José
Gregorio Monagas, Libertador de los Esclavos. El presupuesto del país ascendía
a 2.384.395 pesos y sus principales divisas provenían de la exportación del
café, el cacao y cueros de res. Ese año se instaló en Venezuela la primera
fábrica de fósforos y el lago de Valencia se vio por primera vez surcado por un
barco de vapor: “El Urdaneta”.
Ya existía la navegación con barcos de
vapor cubriendo el eje Apure-Orinoco mediante concesión al empresario naviero
norteamericano Vespasiano Elliis, representado en Angostura por Frederick
Beelenn. Dos años después estallaría la epidemia de cólera que asoló al país y
que entonces amenazaba con nuevas víctimas desde la vecina Colombia.
Entre 1852 y 1853 transcurrieron en la
Gobernación del Estado Bolívar el Capitán José Tomás Machado, para quien se
construyó la Casa de las Doce Ventanas; el Coronel José Miguel la Grave, el
Capitán Biviano Vidal y Francisco Capella. Bajo la gestión de este último se
instaló en 1853 la Imprenta Municipal con una prensa importada a través de la
firma Wuppermann y compañía, de la cual eran accionistas Blohm, Gellert y
Adolfo Wappaus, quien entonces era Cónsul de los Estados Unidos y propietario
de la llamada hoy “Casa Wantzelius”. En esta imprenta Municipal se editaba el
semanario “El Progreso” de corte semioficial.
El explorador venezolano Francisco
Michelena y Rojas, quien estuvo en Ciudad Bolívar en 1855, encontró a la Ciudad
creciendo hacia el este desde una hermosa Alameda de frondosos árboles
tropicales, calles muy bien empedradas y aceras enladrilladas, casas como las
mejores de Caracas, con galerías espaciosas y elegantes bajo cuya cubierta se
hacían las transacciones comerciales sin problemas, pues la policía tenía a la
ciudad limpia de todo delito, un colegio con los tres grados de instrucción (elemental,
secundaria y científica) bajo la rectoría del ingeniero Alejandro Mantilla, un
mercado de forma semicircular enverjado entre La Alameda y el Río a donde
llegaban víveres de Cumaná, Barcelona, el Meta, Casanare, Apure y de otras
provincias. La ciudad acusaba un auge promisorio, buenas construcciones, activo
comercio y gran movimiento naviero y aduanal.
Los Heres y los Rodil
Las familias Heres y Rodil llegadas a
Angostura en el siglo XVIII, estaban
emparentadas y tendían a vivir como clanes en la misma cuadra.
Los Heres tenían casa solariega,
hermosa, haciendo esquina entre las actuales calles Libertad y Amor Patrio
mientras que los Rodil vivían entre las calles Amor Patrio e Igualdad.
Los Heres y los Rodil estaban
emparentados o eran primos porque el escribano público Juan Rodil era casado
con Juana Josefa Rivero Morin y ésta tenía una hermana casada con José
Fernández de Heres, padre del General Tomás de Heres, quien se casó con María
Jesús, hija de Juan Rodil y Juana Josefa de Rodil, vale decir, que el General
Tomás de Heres se casó con su prima María Jesús y no tuvieron hijos
María Jesús Rodil de Heres, quien quedó
viuda en abril de 1842 cuando asesinaron a Heres, tuvo tres hermanos: Juan,
casado con Elisa Bastidas; Margarita, casada con Segundo Calderón y Martiniano
Rodil, casado con Clotilde Goursarc, el 17 de febrero de 1844 y de cuyo
matrimonio nacieron siete hijos: María Jesús, Juan, Antonio, Vicente, Tomás,
Margarita y María Luisa.
De Rodil a Paschen
Para 1874, la ciudad estaba padeciendo
las consecuencias de la Guerra de los Azules que en Guayana tuvo como blanco a
Juan Bautista Dalla Costa Soblette. Consecuencias traducidas en deterioro de
las casas por los impactos de los cañones, inestabilidad de los gobiernos,
escasez, hambre y muerte. La familia Rodil Goursac no escapaba a esa situación
viéndose obligada a hipotecar la casa a Francisco Cambra por 3.500 pesos
macuquinos para repararla y salir un poco de la penuria.
Posteriormente, en 1907, tratando de
buscarle una salida a esa deuda, y por enfermedad y muerte de la señora
Clotilde Goursac, viuda de Rodil, el inmueble volvió a cargar con otra
hipoteca. Esta vez a favor de Francisca Gorrin de Contasti Laveaux.
Vencida la hipoteca en 1911 y declarada
la incapacidad económica de la familia Rodil Goursac se decidió, tras convenios
entre todas las partes, acceder en venta la casa a don Andrés Juan Pietrantoni,
empresario próspero de la ciudad, Presidente de La Electricidad y dueño de la
Cervecería de Ciudad Bolívar que luego fue adquirida por la Cervecería Caracas.
Andrés Pietrantoni vivió en ella 15
años, es decir, hasta 1927 que la cedió en venta a Aquiles Silverio, quien la
vendió en 1928 a Max Paschen, comerciante alemán radicado en esta ciudad como
socio de la Casa Blohm.
Casado con Elisa Gutermann, tuvo cinco
hijos, cuatro nacidos en Ciudad Bolívar y la última en Alemania ya de vuelta
definitiva a su país poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Le sobreviven
Marieta y Elisa, actualmente en Alemania y Max que permanece en Ciudad Bolívar
casado con Iris Gambus (dos hijos).
Sus otros hijos, Margot y Hermann,
murieron. Este último en el accidente aéreo ocurrido en Cabo Codera en 1946.
Hermann, quien era casado con Marielena
Guzmán, se había quedado con la casa, adquirida para la sociedad conyugal el 20
de junio de 1940. Tras su trágica muerte, su viuda Marielena la dio en venta a
su cuñado Max Paschen, quien la vendió al Gobierno para ser destinada a la
Escuela de Música Carlos Afanador.
La casa, construida de mampostería,
techada de azotea, con un sótano hacia el Norte, diez metros de frente por 29
de fondo, linda con la casa que fue del prócer de la independencia Tomás de
Heres y que luego fue adquirida por el doctor Carlos Fragachán y la de Victor
Manuel Silva Carranza, restaurada para ampliación de la Escuela de Música. En
la casa de Heres funcionó hasta la década del sesenta el servicio telegráfico y
finalmente la adquirió el doctor Ramón Zambrano Ochoa para transformarla en un
bufete colectivo de abogados.
Valoración arquitectónica
El arquitecto Orlando Benítez, quien
hizo un estudio de la casa a partir de los documentos del Registro Principal
transcriptos por el paleógrafo Ángel Pinto Lara, dice que “la Casa Paschen es
uno de los más hermosos ejemplos de la arquitectura angostureña,” construida de
acuerdo a las técnicas tradicionales y la influencia de la época progresista de
mediados del siglo XIX. De autor anónimo refleja el buen gusto, dominio de las
proporciones y conocimientos del mejor trabajo constructivo que se expresa en
los muros de mampostería, la carpintería de sus ventanas y puertas vidrieras,
el maravilloso encaje de los elementos decorativos de los balcones, tamizando
la fuerte luz que solea la fachada norte de la casa.
Explica que la tarea de edificar en ese
terreno esquina de la calle Amor Patrio con calle Igualdad, de fuerte pendiente
y grandes peñascos, obligó a la construcción de un muro de contención
perimetral y relleno, hasta donde la altura permitió obtener un nivel más bajo
a ras con la calle Amor Patrio, prefiriéndose la entrada principal por la calle
Igualdad por comodidad de acceder a las dependencias principales a nivel de la
calle.
El plano de 1852 señala una parcela más
amplia a la que ocupa actualmente, así como también la casa contigua de lindero
sur contiene en su fachada los mismos elementos arquitectónicos de la fachada
oeste de la Casa Paschen, como son: la puerta con ojo de buey, la ventana con
idéntico diseño de repisa, quita polvo y reja, la cornisa es una sola para las
dos casas.
La casa en varias ocasiones fue
intervenida y a partir de los años cincuenta quedó totalmente abandonada. Los
techos acabaron por caerse, creció en su interior la maleza, se agrietaron los
muros y sus instalaciones y mobiliarios saqueados. Ahora la casa ha vuelto a
otra vida. El arquitecto Benítez dice que el criterio principal de esta
restauración que se acometió con aportes del Gobierno Regional y Lagoven,
consistió en devolver a la casa Paschen su dignidad y revitalización en su
concepto más amplio.
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