La
afición por las carreras de caballo fue introducida en la provincia de Guayana
por los legionarios ingleses e irlandeses que, a falta de instalaciones
adecuadas, escenificaban sus desafíos en la Mesa de Angostura.
Testimonio de esa afirmación se halla en el Museo Bolivariano de Caracas,
contenido en una hoja suelta, fechada el 27 de abril de 1820 en Angostura, que dice: “DESAFIO DE CABALLOS-se correrá el sábado 29 del corriente, cerca de la
Mesa, a las 4 de la tarde, los dos caballos abajo mencionados, con sus
respectivos cabalgadores: “El de Mr. Monsanto Bargas corrido por el Mayor
Mamby, del Batallón de Albión contra el de Mr. Brown Devereux, corrido por el
General Power de la legión irlandesa”.
Esa hoja, suelta sin pie de imprenta, pero seguramente editada en el
Taller de impresión de Andrés Roderick, es testimonio fidedigno de que en 1820,
la capital de la provincia de Guayana estaba participando de un deporte que la
marcaría para siempre y que fueron indudablemente los ingleses y los irlandeses
quienes lo introdujeron.
Los nombres de Thomas Mamby, destacado voluntario de la expedición de
Elsom, y del General Power, deben, inscribirse en la historia hípica
bolivarense como precursores de este deporte del hipismo por el cual los
bolivarenses experimentan gran afición.
Thomas Mamby era nieto de Matthew Papper Mamby de Norfolk, un compañero
de clases del Almirante Nelson, héroe de la Batalla de Trafalgar.
Para entonces no sólo la cría de ganado vacuno en Guayana era
extensiva, sino también la mular y caballar. Los primeros caballos llegados a
Guayana procedían del lado colombiano, introducidos allá por el conquistador y
fundador de Bogotá, Gonzalo Jiménez de Quesada.
En carta del 19 de enero de 1819 el Mayor Mamby dice a sus familiares
en Inglaterra: “Los
Generales Mariño y Valdés están aquí, en la misma residencia. El primero,
segundo comandante de la Provincia, me ha mandado a buscar un caballo a cien
millas, pues los de aquí son todos malos”.
De suerte que las competencias hípicas que se estabilizaron en
Inglaterra con el Rey Jacobo Primero (1603-1625) llegaron a la Angostura del
Orinoco 190 años después. Las competencias se realizaban cerca de la Mesa, vale
decir, buscando hacia el actual Aeropuerto.
Eran carreras al descampado, destinadas a hacer un poco de ejercicio, a
probar la fuerza, la velocidad y el brío de los caballos criollos; estimular el
espíritu de la competencia lubricado con las apuestas y, en general, destinadas
a la recreación, pues aparte de ir a los baños, practicar la cinegética e ir a
las tabernas con billares, muy poco quedaba donde divertirse en la Angostura de
1820, con unos seis mil habitantes aproximadamente.
De allí podríamos deducir que se origina en parte la afición de los
bolivarenses por el hipismo; pero cuando en realidad se levantan instalaciones
apropiadas para desafíos o competencias es a comienzo del siglo veinte, por
iniciativa del Jockey Club de Ciudad Bolívar, presidido por el Dr. Antonio
María Delgado y Santos Palazzi.
El hipódromo comenzó a construirse a mediados del año 1907 en la parte
oriental de la ciudad sobre terreno
otorgado por la Municipalidad y con capital aportado por el sistema de
acciones. Constaba de una pasta de 1.000 metros por 12 de ancho, para seis
caballos. Tribuna para 500 personas y una casilla de Juez y comisarios. Fue
inaugurado los días 27 y 28 de octubre de ese año con un programa de cinco
carreras por día, cada una de tres caballos. Participaron diez ejemplares
locales y dos traídos de Trinidad y El Callao, donde ya existía un Hipódromo
fundado por Felipe Abatti, entre otros. Entonces un caballo para labores del
llano costaba entre 50 y 60 pesos y 20 onzas el apto para carreras. Se daba la
particularidad de que un caballo podía participar dos veces en un mismo
programa.
Durante los dos días de carreras inaugurales participaron los caballos
Huribari, de Celis Plaza; Plumaje, de Laureano León; Turrón de Coco, de A.
Santos Palazzi; Orinoco, del sindicato Excelsior; Colombia, de F. Urich;
Bizcochito, de A. Santos Palazzi; Bayoneta, de Laureano León; Pollito, de A.
Santos Palazzi; La Paloma, de A. Celis Plaza y Violín de J. Michelangeli.
La primera carrera, en 600 metros, premio Santa Lucía de Bs. 300, se
dio a las nueve de la mañana del día domingo 27 de octubre con Turrón de Coco,
declarado forfeit; Plumaje, ganador, y Huribari.
La segunda carrera (Premio Guayana, 700 metros, Bs.400) fue ganada por
Colombia y la tercera (Premio de las Damas, 600 metros, Copa de Plata), la ganó
Bayoneta, por haberse despistado Pollito ya al final de la carrera y cuando
venía victorioso.
Vibró luego la campana para la cuarta (Premio Ciudad Bolívar, 1000
metros; Bs. 600) y se presentaron a la raya Plumaje y Turrón de Coco, pero fue
declarada nula por haber el Jockey de Plumaje faltado al Reglamento del Club,
según sentenciaron los Jueces, oído el dictamen de los Comisarios encargados de
vigilar las carreras.
Llamados a repetir la carrera, sólo se presentó a la pista Turrón de
Coco, el cual corrió sin competidor, por lo que se le adjudicó la mitad del
premio.
En la quinta carrera de este día (Premio de Comercio, 1.200 metros, Bs.
800) no corrió sino La Paloma, por haber el propietario de Colombia retirado su
caballo, sin explicación alguna.
El diario El Luchador informó que el segundo día de carreras (28), aún cuando no hubo la
concurrencia del anterior, hubo mayor entusiasmo, no obstante lo temprano de
las carreras, las fiestas oficiales con motivo del onomástico del Libertador y
la llegada del vapor Delta, cuyo arribo atrajo mucha gente a la playa.
Actuaron como Comisarios de Casilla: Virgilio Casalta, H. Queriza, Cnel.
Sebastián Alegrett, Serse Henderson y Max Paschen y como Comisarios a Caballo,
Dr. J. M. García Parra, Dr. Rafael Requena y Antonio Celis Ruiz. De Starters
fungieron Salomón Khazen y Dr. Julio Calcaño Herrera.
La inauguración del Hipódromo del Jockey Club de Ciudad Bolívar
coincidió con la llegada a la ciudad del primer Omnibus, el cual se estrenó
estableciendo una ruta desde El Oasis hasta El Dique. Aquí dejaba los
pasajeros que se dirigían, bien al Hipódromo o a otro lugar de la periferia. El
Omnibus, propiedad de Francisco Piraldi, extendió posteriormente su ruta hasta
El Morichal El Prado y por las tardes, de 6 a 4 se ponía a la disposición de
excursionistas. Otro medio de transporte de paseo y pasajeros eran los Coches
Victoria y Phaeton tirados por
caballos que igual al ómnibus traficaban desde la Estación El Oasis hasta el
Hipódromo.
Con la inauguración de su Hipódromo, Ciudad Bolívar se puso a la par
del Jockey Club de Caracas que oficialmente había iniciado las carreras hípicas
en 1886, durante el período presidencial de Joaquín Crespo, quien era
propietario de un importante hato en el Caura que luego pasó al dictador Juan
Vicente Gómez. El primer Hipódromo de Caracas funcionó en las Delicias y en
1908 pasó al Paraíso.
Las Carreras se realizaban por temporadas y para 1910 ya el Hipódromo
del Jockey Club de Ciudad Bolívar había mejorado sus instalaciones y contaba
con dos cantinas, una de Tribuna y otra de campo. La gente estaba contenta
porque veía que aparte de ser un centro de recreación los fines de semana,
generaba ciertas actividades socio-económicas que se podían captar en el propio
coso y en avisos como el de Víctor Vicente Maldonado ofreciendo pasto o paja
Pará, madura, propia para caballos de carrera o el de Eduard Potther, avisando
que “estando libre de todo compromiso,
ofrece su servicio como Jockey para la próxima carrera”.
Asimismo se habían incorporado otros caballos como Fantasía,
Chantecler, Tronante, Margot, Sagobert, Chin-Chin, Lafayette, Caribito,
Hurricare, Corneta, Indio Bravo y Brumell.
Años después se alternaron las carreras de caballos con las de
bicicletas y al traslado de pasajeros se incorporaron camiones que se
estacionaban en la Cantina la Isla. Así se mantuvo hasta que la crisis
económica generada por la guerra europea del 14, tuvo repercusiones en Guayana.
La actividad hípica comenzó a flaquear y ya para 1916 el Hipódromo se veía
abandonado y atrapado por el monte.
En 1920 la prensa local se lamentaba y comentaba que mientras en
Caracas el hipismo tomaba fuerza, en Ciudad Bolívar al hipódromo lo devoraban
las polillas.
En agosto de 1932 la afición se movió y comenzó a despertar de su
letargo. Los más interesados se pusieron de acuerdo y reunidos en el Club del
Comercio que entonces estaba entre el Paseo Orinoco y Constitución y eligieron
una Junta presidida por don Carlos Palazzi , para que trabajara en pro de la
construcción de un nuevo hipódromo.
Al efecto, se logró con el Concejo un terreno adecuado en la zona de El
Morichal y con numerosos aportes se levantaron nuevas instalaciones, pero no
fue sino durante el Gobierno del Dr. Antonio Alamo, en 1935, cuando se
inauguró. Para el período 1935 cuando recomenzó la actividad hípica, el Jockey
Club lo integraban en la directiva José Acquatela, presidente; Carlos Palazzi
vicepresidente; Alberto Liccioni, secretario y Tesorero, Miguel A. Pacífico.
En 1937 se volvió a interrumpir la actividad hípica alegando el Jockey
Club escasez de dinero para sostener el hipódromo así como reducido número de
caballos de carrera y faltas de estímulos a los propietarios. La directiva del
Jockey Club tiró la toalla y fue menester nombrar una Junta Reorganizadora.
Con la llegada del general Isaías Medina Angarita al Poder, las
promesas electorales, la construcción de obras públicas y cierto cambio que se
notaba en la economía por efectos de la industria petrolera que tomaba auge, se
abrieron nuevas perspectivas para el hipismo. Se reorganizó el coso con el
nombre Hipódromo Angostura y desde entonces fue permanente y continua
la actividad hípica, siempre por temporadas hasta que se hizo fija todos los
fines de semana.
Jacinto Fernández, quien pertenece a una pléyade de viejos
constructores y alarifes de la ciudad (el sólo ha construido 33 casas), nos
facilitó un programa de la temporada 1953-1954 del nuevo Hipódromo donde sólo
se jugaban oficialmente mutuales.
Según Jacinto en ese sitio donde hoy se levanta el Auto-mercado CADA,
hubo dos Hipódromos: el heredado del Hipódromo Viejo que carecía de óvalo, vale
decir, las carreras se efectuaban en línea recta, y el que se adaptó a los
requerimientos modernos.
Ese Hipódromo se mantuvo activo hasta el período de Noel Valery, quien
fue presidente del Concejo Municipal entre 1964-1966, bajo cuya gestión un
grupo de propietarios de caballos de carreras liderados por José Antonio
Grimaldi decidió construir un Hipódromo, en la zona perimetral de Jobo Liso,
que superó en instalación a todos los anteriores.
El de Jobo Liso, declarado en quiebra a mediados del 2002, fue instalado sobre un lote de terreno cedido
en comodato por el Concejo Municipal que
hasta 1989 estuvo representado en la Junta Directiva.
El dueño absoluto del Hipódromo pasó a ser la Unión de Propietarios de Caballos
de Carreras que en un principio estuvo empeñada en que el Instituto
Nacional de Hipódromos lo absorbiera tal cual como ocurre con el de Maracaibo y
Valencia, pero las gestiones nunca prosperaron y el Hipódromo Angostura permaneció
hasta su liquidación como autónomo e independiente.
El 12 de octubre de 2002, por iniciativa de su propietario el médico
Mateo Meo Polino, surgió un nuevo Hipódromo a quince minutos de la ciudad, vía
Maripa, con el nombre de Centro Turístico y Ecuestre “Rancho Alegre”,
el cual comenzó a operar en firme el 30 de noviembre con triple jornada los días
viernes, sábado y domingo.
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