Esta gran vía que pone en comunicación al
resto de Venezuela con la frontera Sur, a través de la Gran Sabana, fue
construida casi en su totalidad por el Ejército Venezolano y puesta en servicio
el 19 de febrero de 1973 por el Presidente de la República Rafael Caldera.
Cuando fue inaugurada aún era de tierra
y había que pasar los ríos Yuruani y Kuquenán con el auxilio de chalanas.
Actualmente el estado de la vía es loable gracias a la CVG que dispuso
importantes recursos para asfaltarla y sustituir las barcazas por dos buenos
puentes que contribuyen a hacerla rápida y fluida.
Quienes la utilizan para ir desde El
Dorado hasta Santa Elena pasando por las Claritas, kilómetro 88, la Ciudadela,
San Rafael de Kamoirán y San Francisco de Yuruani, hablan de sus bondades y del
paisaje que se va descubriendo a lo largo de su trayecto.
Me ha sido imposible hasta ahora transitarla
totalmente, no obstante conocer Santa Elena y algunos otros puntos de su
recorrido, pero utilizando el transporte aéreo. Partiendo desde Ciudad Bolívar
en un bus militar, había llegado--abril de 1968--sólo hasta La Escalera y el Paso
del Danto, invitado por el General Manuel Morales Vásquez, extinto comandante
de la V División de Infantería de Selva, en la ocasión de inspeccionar los
trabajos del “Juan Manuel Cajigal”,
batallón de ingeniería que ejecutaba la obra.
Los trabajos de la llamada “Operación Gran Sabana” los dirigía en el sitio el Capitán Luis Godoy
y en esa oportunidad nos acompañó César Pérez
Rossi, asimilado teniente y quien no soñaba todavía con Serenata Guayanesa, para asistir
odontológicamente a los soldados que luchaban contra la selva para imponer una
ruta que comunicara a Venezuela con el Brasil.
Esa ruta que comenzó a
construirse en 1953, la puso en servicio el Presidente de la República Rafael
Caldera un lunes en la mañana del 19 de febrero de 1973, poniendo de relieve la
importancia geopolítica, militar y económica de esta obra construida casi en su
totalidad por el ejército Venezolano.
Santa Elena de Uairén, municipio donde
culmina la gran carretera, con unos 8 mil habitantes y un clima más agradable
que el de Caracas, fue fundada en 1924 por el explorador andino Lucas Fernández
Peña, quien se quedó allí hasta su muerte en edad octogenaria, viviendo en un
bohío que él llamaba la Casa Blanca.
Fernández Peña para fundar al pueblo
fronterizo de Santa Elena de Uairén, anduvo a pie, con un rústico guayare
terciado a la espalda, el mismo trayecto que hoy se cubre en menos de un día rodando
sobre el macadam vertido sobre la vía; pero el explorador tardó semanas y tuvo
que vencer obstáculos gigantescos como la empinada y granítica Escalera, salvar
ciénagas y vadear los cursos de agua que durante la estación lluviosa son
inconteniblemente torrentosos. Hoy, gracias al esfuerzo de unos soldados, es
posible y fácil cubrir el trayecto de 317 kilómetros de selva y sabana,
partiendo desde El Dorado, en 5 o 7 horas.
La importante vía también permite el
acceso a Parupa, Kavanayén, San Ignacio de Yuruani, Betania, Maurak, Waramasen,
Icabarú y otras comunidades que nacieron al calor de la explotación auro-diamantífera,
iniciada en esa región desde que Fernández Peña llegó allí junto con misioneros
capuchinos y un grupo disperso de recios mineros de guayare y suruca que le
siguieron después.
Las bullas diamantíferas que atrajeron
buscadores de fortuna de todas partes de Venezuela, del Brasil y de la Guayana
de habla inglesa, dieron lugar a que el
Gobierno Nacional creara la Comisaría Roraima en Santa Elena, la cual cuidó de
la frontera hasta que la Guardia Nacional y la Infantería de Selva tomaron
control de la zona fronteriza, asediada
por los llamados garimpeiros.
Política fronteriza
Venezuela tiene con Brasil una longitud de 1.800
kilómetros de frontera que se inician en la isla San José siguiendo línea recta
hacia el sureste hasta cortar el Caño Maturacá en el Salto Húa y de allí
directamente al Cerro Cupí. Continúa luego la divisoria de las aguas entre la
vertiente del Orinoco y la del Amazonas hasta alcanzar el Monte Roraima, punto
de encuentro de las fronteras de Venezuela, Brasil y la Guyana.
Esos 1.800 kilómetros de fronteras
permanecieron desguarnecidos hasta que fue posible la penetración por la ruta
inaugurada en 1973. Santa Elena que era el punto fronterizo poblado más
importante, apenas tenía comunicación esporádica y costosa por vía aérea.
La expansión demográfica del Brasil
hacia sus fronteras, los reclamos de Colombia y las discusiones con la Guyana
por la posesión del territorio Esequibo, hicieron que Venezuela abriera los
ojos y se preocupara sostenidamente por una política integral de fronteras.
Con la creación del Fuerte Tarabay de
Tumeremo, la vía hasta El Bochinche, la colonización de San Martín de Anacoco y
la construcción de la carretera hasta Santa Elena se inició una política firme
de fronteras que luego prosiguió con la construcción de pistas de aterrizaje,
radiofaros, centrales de comunicación, fundación de otros pueblos como San
Ignacio de Yuruaní, establecimientos de núcleos militares y construcción de las
carreteras Caicara-San Juan de Manapiare, San Carlos- Solano y Puerto Ayacucho-
Puerto Páez.
Vía El Dorado – Santa Elena
La carretera El dorado a Santa Elena de Uairén, como el Puente
Angostura sobre el Orinoco, fue una aspiración de todos los tiempos. Los
trabajos de construcción de esta gran vía de penetración hasta la orilla de la frontera comenzaron luego que en 1953
el ingeniero Luis Entrena suscribió con el Gobierno Nacional el contrato de
ejecución de la obra. Pero la dejó inconclusa a la altura del kilómetro 88,
antes de llegar a la Piedra de la Virgen, en un punto donde creció una
comunidad de agricultores y que inicialmente había sido un menguado caserío
donde el Brujo Avilio se hizo famoso curando
enfermos, con raíces, ungüentos de ofidios y oraciones.
El ingeniero Entrena abandonó la ejecución de la obra en 1958 por
razones económicas. Paralizadas hasta 1963, fue encomendada su continuación, o prácticamente
su realización total, al Servicio de Ingeniería del Ejército, misión bautizada “Operación Gran Sabana” y que encuadraba
perfectamente dentro de los planes de acción cívica trazados por el Ministerio
de la Defensa. En esa ocasión el asesor de ingeniería de la misión terrestre
norteamericana, Tcnel. Bruce Reagan, juzgó la empresa de “extremadamente difícil y muy superior a la capacidad y recursos del
Servicio de Ingeniería Juan Manuel Cajigal”. El Ejército, sin embargo,
aceptó el reto y acometió la obra con gran tenacidad.
Vencer la inmensa roca granítica llamada “La Escalera”, superar el cenagoso “Paso del Danto” y las torrenteras provocadas por la alta
pluviosidad, enfrentar zonas escabrosas intrincadas de árboles inmensos,
resultó posiblemente la empresa más ardua y la que mayor tiempo requirió.
La vía se construyó en dos frentes con la valiosa cooperación de los
aviones C- 123 de la FAV que transportaron desde tractores hasta camiones de
volteo así como alimentos y un promedio mensual de 40 mil litros de
combustible. Desde Entrena hasta el día de su inauguración se consumió un
tiempo de veinte años en la construcción de la vía y el Estado venezolano
desembolsó un total de 54 millones de bolívares. La etapa final de la obra
estuvo bajo la dirección del extinto coronel John Kavanagh Illaramendi,
entonces comandante del batallón de Ingenieros Juan Manuel Cajigal y
posteriormente, ya General, comandante de la V División de Infantería de Selva.
El Batallón tenía su asiento en el fuerte Tarabay de Tumeremo y por lo menos
las tres cuartas partes de su personal y un centenar de civiles participaron en
la construcción de la carretera. Para el momento de su inauguración tenía 36
puentes y dos chalanas para atravesar los ríos Cuquenán y Yuruaní. Una buena cuota
de soldados murieron en accidentes de trabajo y mordidos por serpientes.
Gran empresa colonizadora
Con la construcción de esta vía, el
Estado Bolívar, dotado de inmensos recursos forestales, minerales y
paisajísticos, quedó definitivamente integrado al resto del país. Las
perspectivas de mejoramiento y adelanto para los pueblos de Santa Elena,
Kavanayén, Urimán y de todas las comunidades situadas en el extremo sureste del
Estado Bolívar; no solamente se ampliaron sino que abrieron el camino para el
desarrollo de una gran empresa de colonización y aprovechamiento racional de
las riquezas de Guayana así como para el fomento del turismo.
El acto central de la inauguración de
la carretera El Dorado- Santa Elena tuvo lugar el lunes 9 de febrero de 1973 en
el campamento militar “Mariscal Sucre”,
en la sierra de Luedpa. Desde allí, bajo una temperatura de 26 grados, el
entonces Presidente de la República, Rafael Caldera, se dirigió al país y puso
en servicio la obra. Luego develó el Monumento erigido al Soldado Pionero,
condecoró a militares y civiles que lucharon contra la selva para imponer esta
ruta de conexión panamazónica y finalmente, al siguiente día, se dio por
primera vez en la historia un encuentro en plena frontera entre los Presidentes
Rafael Caldera, de Venezuela, y Emilio Garratazu Medice, del Brasil. Los
mandatarios suscribieron importantes acuerdos dirigidos a mejorar las
relaciones entre ambos países que por ser vecinos y tener intereses
latinoamericanos comunes, deben buscar
como ha sido hasta ahora y no obstante los garimpeiros,
lógicos y productivos acercamientos.
Vale la pena destacar que un mes antes
de la inauguración de la carretera, Hendrik W. Van de Putte, profesor de
geología de la UDO; doctor Andrés Bello Bilancieri, entonces director de “El
Luchador”; el tallador de diamantes Teodoro Valdivieso; el comerciante Héctor
Molero y el estudiante Antonio Grimaldi se registraron como los primeros en
atravesar la ruta en motocicletas, llegando incluso hasta el otro lado de la
frontera, tres kilómetros de la línea donde el Gobierno del Brasil construía la
ciudad de Pacaraima tratando de equilibrar la colonización de fronteras
iniciada por Venezuela.
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