El
bioscopio fue el primer aparato de cine llegado a Ciudad Bolívar. Este gran
suceso que impresionó a los citadinos ocurrió el 30 de noviembre de 1900. Se
realizaron tres funciones: dos en un hotel y la y tercera en el Teatro Bolívar.
Llegó el Cine a Bolívar casi a
los seis años de los Hermanos Lumiere haber exhibido en París (28 de diciembre
de 1895) la primera película (La comida del bebé) de su gran invento el
Cinematógrafo, pero no fue precisamente su aparato el presentado aquí, casi en
la misma orilla del Orinoco, sino el invento alemán de otros dos hermanos, los
Skladanowski, dado a conocer en Berlín en 1895.
El Bioscopio de los hermanos Skladanowski consistía en un doble proyector que utilizaba película
transparente perforada, algo distinto al Vitascopìo que Tomás Alba Edison había
inventado en los Estados Unidos y el cual fue presentado en el Teatro Baralt de
Maracaibo el 28 de enero de 1897 por Manuel Trujillo Durán.
El Bioscopio fue traído a Ciudad
Bolívar por un empresario de apellido Whiteman y la primera función la realizó
en los altos del Hotel Bolívar, de Guillermo Eugenio Monch, en la calle
Orinoco, la noche del 30 de noviembre de 1900.
Se pasaron dos películas: el “Baile de la Serpentina” y la “Destrucción
del vapor de guerra Maine”. El Maine era un acorazado norteamericano
que estalló en 1898 en el puerto de la Habana y cuya explosión sirvió de
pretexto a los Estados Unidos para declarar la guerra a España.
La segunda función, realizada tres días después contó con la
presentación de la cantante Julia Acosta y se proyectó una espectacular corrida
de toros. El diez de diciembre Whiteman ofreció la función de despedida, para
lo cual hubo de contratar el Teatro Bolívar toda vez que el público desbordó el
hotel en las noches de las funciones anteriores. Whiteman promocionó su aparato
como “El
Rey de los Cinematógrafos” que habría dado mejores resultados si
hubiera existido en la ciudad una planta eléctrica. Los aparatos debían
trabajar con las lámparas de gas acetileno.
Lo del “Rey de los Cinematógrafos” era porque, además del Cinematógrafo de
los Lumiere y el Vitascopio convertido luego en Kinetoscopio, de Edison,
existían otros como el Fonocospio, de George Demeny, inventado en 1892 y el
Kineopticon, inventado en Inglaterra por Birt Acres, en 1895.
El cine no volvería a Ciudad Bolívar
sino nueve años después cuando ya el cinematógrafo había alcanzado cierta
perfección. En 1909 ya funcionaban en Nueva York 10 mil cinematógrafos a los
que concurrían tres millones de personas. El consumo diario de películas
cinematográficas para todo el mundo era de 300 mil metros equivalentes a cien
millones durante el año. En París todos
los barrios tenían cinematógrafos. En Londres el doble que en París y en y
Nueva York más que las dos capitales anteriores juntas.
A fines de enero de ese año (1909) llegaron a Ciudad Bolívar los
empresarios Ruggiero y D’Alce y proyectaron entre otras películas, “La Gallina de los huevos de oro”. En
abril se anunció el “Gran Bioscopio
Inglés” con el cual se proyectaron el sábado, las películas Triste Juventud. El Hijo Pródigo y El País
de los Sueños.
Para entonces el “Teatro Bolívar” disponía de una planta eléctrica
instalada por Ramón Enseñat conforme contrato suscrito con el Concejo
Municipal, para inaugurar la temporada con una Compañía Japonesa-Americana. El
diario local “El Luchador” al referirse a esta novedad dice que “las bombillas son de bastante fuerza para
la completa claridad del local, prestando una luz que por su buena distribución
no daña la vista, a causa de esa intermitencia que aún no ha logrado la ciencia
impedir por completo”.
En enero de 1910 se reanudó la temporada de cine con la llegada de “La Estrella Polar”, empresa itinerante
de cine que operaba el empresario de espectáculos José Rafael Borges, seguida
más tarde de la Compañía Cinematográfica de Oriente que presentó “El Último Cartucho” y “los Tres Mosqueteros”, ambos en el
Teatro Bolívar.
La temporada de 1913 la inauguró
el Cine Venecia con tres funciones contratadas por el empresario de
espectáculos José Inés Velásquez seguido luego del Teatro-Cine La Francia que
presentó los bailarines internacionales
Ricardo Santa Elías y Julia Biddle. Se inauguró el 20 de diciembre con
las cintas Mujeres Modernas, El Jefe de Estación, Polidor tiene calor y
los Miserables, esta última basada en la novela de Víctor Hugo.
El Cine América
De todos estos cines itinerantes, el
único que se perennizó por los menos
hasta los años de 1980 fue el Cine América que comenzó funcionando en el
edificio de la Aduana Vieja, el 22 de abril de 1914. Fue fundado por José Inés
Velásquez. En esta fecha el inmueble fue
remodelado y adaptado a los requerimientos de una sala de espectáculos, no sólo
para proyecciones cinematográficas sino también para la presentación de grupos
artísticos. Este cine-teatro que comenzó a competir ventajosamente con el
Teatro Bolívar, desde el Paseo La Alameda, tenía cantina y se expendían
licores. El Cine América se inauguró con la cinta Los Ultimos Días de Pompeya,
seguida de Espartaco, Los Novios y Los dos sargentos franceses y
Santanás.
El 2 de abril de 1918 se proyectó en su
pantalla un cortometraje sobre los Carnavales
de Ciudad Bolívar. Fue esta una de las primeras cintas filmadas en
Venezuela. La primera la rodó en Maracaibo en 1897, Manuel Trujillo: Un célebre especialista sacando muelas en el
Gran Hotel Europa.
Diez años después de la novedosa
experiencia de Maracaibo se rodó el cortometraje “Carnaval en Caracas” (1909) por Augusto González Vidal y M. A.
Gonham. En 1913, Enrique Zinmerman y Lucas Manzano, reunieron en su equipo a
creadores como Edgar Anzola, Jacobo Capriles, Francisco Pimentel y Leoncio
Martínez (Leo) y rodaron el primer largometraje: “La Dama de las Cayenas”, una parodia de la novela de Alejandro
Dumas “La Dama de las Camelias”.
Luego vinieron entre otras, La Trepadora,
El fusilamiento de Piar y el
cortometraje “los Carnavales de Ciudad
Bolívar”, exhibido en el Cine América con récord de taquilla.
Enrique Zinmerman fundó en Ciudad
Bolívar el Nuevo Cine, posiblemente en la esquina donde luego se estableció el
Cine Bolívar. El Nuevo Cine fue inaugurado el domingo 20 de agosto de 1922 con
la película la Ratera Relámpago
protagonizada por la bellísima Pearl White. Se trataba de una serie que terminó
el 24. Tres días antes el Presidente del Estado, Vicencio Pérez Soto, había
inaugurado el Cine Gómez en la Zona de los Morichales. Este cine era propiedad
de Rafael Ángel Cabrera a quien para la fecha había pasado también la
administración del Cine América y el Mundial. El Nuevo Cine quedaba luego en
manos del empresario Miguel Delgado. Las películas eran silentes, pero el Cine
disponía de música de orquesta en vivo.
En este tiempo formaban la orquesta del Cine América, los maestros
Tamayo, Requesens y Columbus, entre otros y estaban de moda las piezas “Hunky Dore” y “Oh, Jhonnie”.
En agosto de 1927, el Cine América
volvió a pasar otro cortometraje filmado en la capital angostureña: “Ciudad Bolívar Film”, en el que
aparecen escenas de un pozo de asfalto de Trinidad, el buque de guerra
venezolano “Gral Bartolomé Salom”, fondeado
en el Orinoco, los trabajos de construcción del Puente Marhuanta, automóvil
atascado en un morichal (bomba) y la tradicional riña de gallos bolivarense.
1927 fue por excelencia el año del Cine Mudo. Comenzaron a aparecer gigantes
como Griffith y el inolvidable Charles Chaplin.
El Royal y El Mundial
En 1930 aparecen los Cines Royal, de
Ortiz y Cia., en la calle Guzmán Blanco y El Mundial, de Manuelito Requensens,
en la calle Bolívar. Es el año en que Telmo Almada estrena en el Paseo Falcón
con la orquesta Venezuela su célebre vals “Canciones
de Himeneo” y el Cine América presenta la compañía Pepe Otero. La
competencia es fuerte y el Cine América se aventura a montar un ring de boxeo
el 13 de febrero de 1931 para la pelea entre Sánchez Mora y J. María Aguirre
(Chigüire). En junio de ese año es la gran novedad: el cine parlante. El Cine
América lo inaugura con la película “Héroes
de última hora” y el Cine Royal con “Canción
de Amor” y “Un hombre con suerte”.
La fiebre por el espectáculo cinematográfico sube y
surgen nuevos cines como el Olimpia,
Concordia, San Antonio, de poca permanencia en el tiempo.
El cine parlante venía alternándose
desde entonces con los filmes silentes. Es después de la muerte de Gómez cuando
el Cine sonoro comienza a desplazar gradualmente a su antecesor. Por ese
tiempo, en 1937 se rueda en Venezuela Taboga,
mediometraje dirigido y filmado por Aníbal Rivero y Eduardo Ascanio. Para
entonces, el cine mexicano inicia su periplo de penetración en Venezuela hasta
consolidarse en los años cuarenta con películas de renombre que llegaban a los
cines de Ciudad Bolívar, como María Candelaria, con dirección y actuación del
Indio Fernández; Flor Silvestre, Río Escondido, La Red, también del Indio
Fernández, y que hicieron populares los nombres de María Félix, Dolores del Río
y Pedro Armendáriz.
La película mexicana Rancho Grande, entusiasma a los
bolivarenses y hace que Joaquín Echeverría hijo, empresario entonces de
espectáculos públicos, contrate a su protagonista Tito Guizar, quien se hallaba
en Caracas, cumpliendo unos compromisos, para que vengan en persona a
presentarse en la ciudad. El 18 de septiembre de 1941 difícilmente quedan los
bolivarenses en casa. Todos querían ver a Tito Guizar.
En cambio, no sucedió lo mismo, cuando
Arturo de Córdova, quien se hallaba en Venezuela filmando “La Balandra Isabel llegó esta tarde”, visitó Ciudad Bolívar de
paso para la Gran Sabana el 8 de diciembre de 1949. Para entonces funcionaban
en la ciudad sólo los Cines América, Mundial y Royal. El cine Plaza lo fundó la
empresa Echeverría & Cia., el 29 de junio de 1950 frente a la Plaza San
Antonio del Paseo Moreno de Mendoza que era zona de ensanche. Fue inaugurado
con la superproducción de la Paramount “Lágrimas
de una madre” protagonizada por la actriz Olivia de Havilland.
Ninguno de esos cines fundados en el
curso de la mitad del siglo XX, existen. Fueron desplazados por el advenimiento
de la Televisión, el VHS, el DVD y otros tipos de videos.
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