De
todas las regiones del país, Guayana, es la que acusa el crecimiento
demográfico más relevante gracias a su empuje económico e industrial.
Guayana es prácticamente el Estado
Bolívar aunque dentro de la llamada regionalización administrativa se le
incluye también los estados Amazonas y Delta Amacuro que engloban el 49,8 por
ciento (457.095 KM2) de la superficie territorial y el 5,8 por ciento de la
población (1.086.000 hab.)
En ella se dan condiciones y convergen
recursos para una ingente infraestructura de desarrollo que tiene su centro
dinámico de irradiación en la moderna Ciudad
Guayana, con más de la mitad de la población total de la entidad federal.
Guayana cuenta con recursos mineros
(Placeres auríferos y diamantíferos, grandes yacimientos de hierro, bauxita y
minerales no metálicos y radiactivos) forestales (3.203.250 ha. de reservas);
agua abundante para la industria, la navegación, la agricultura y el consumo
humano; energía hidroeléctrica abundante y a bajo costo (75 por ciento de
potencial bruto de Venezuela) petróleo y gas en la cercana región de Oriente
que incluye la Faja Petrolífera del Orinoco; capacidad portuaria para manejar
un intenso tráfico fluvial superior a los 700 barcos por año mediante el uso de
diez embarcaderos así como recursos turísticos de primer orden todo lo cual
integra una economía capaz de ser autosuficiente en renglones como el aluminio
y el hierro o el sector turístico donde se conjugan las posibilidades históricas
con bellezas naturales de primera magnitud. Sumado a ello el Orinoco como un
recurso no solamente de transporte con fácil salida a los mercados
internacionales sino como fuente alimentaria en razón de su gran ictiofáunica y
extensas márgenes feraces para cultivos de corta periodicidad.
Estos recursos, mediante la rectoría de
la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), contribuyen a la diversificación de
la economía nacional mediante proyectos industriales y mineros que cada
quinquenio se van incorporando por parte del Estado y del sector privado como
ha sido, por ejemplo, el caso de Sivensa con una planta de briquetas de Acería
en la zona industrial de Matanzas.
Pero las empresas pioneras y que le imprimen gran empuje
económico e industrial a la región son Edelca, fundada en 1953, que produce a
través de la Central Hidroeléctrica de Guri, unas de las primeras en el mundo,
10 mil megavatios igual a la mitad de la energía eléctrica que se consume en el
país; Ferrominera, empresa producto de la
Nacionalización en 1976, con una capacidad instalada de 25 millones de
toneladas de hierro para el mercado nacional y foráneo; la Siderúrgica del
Orinoco (Sidor), factor predominante de la actividad industrial de la región,
comenzó su actividad en 1962 a través de una factoría donde trabajaban 15 mil
obreros y destinada a procesar mineral de hierro para obtener productos de
acero acabados y semi-elaborados; Fesilven, productora de ferrosiliceo para la
industria nacional y competir en los mercados internacionales con una capacidad
instalada de 50 mil toneladas; Bauxiven, creada en 1979 para explotar los
yacimientos de bauxita de los Pijiguaos, con una capacidad de 8 millones de
toneladas dirigidas a satisfacer la demanda de Interalúmina dentro del proyecto
integral del aluminio; Interalúmina, que
entró en operación en 1983 para transformar la bauxita nacional en alúmina,
materia prima básica para lograr el aluminio; Alcasa, con capital mixto
integrado por CVG más Fondo de Inversiones de Venezuela y la Reynolds Internacional,
que opera desde 1967 con una capacidad progresiva a las 200 mil toneladas / año
de aluminio primario y varias empresas asociadas; Venalum, empresa mixta de
capital venezolano-japonés que desde 1978 produce 280 mil toneladas de aluminio
primario en diversas formas para fines de exportación y Minerven, empresa del
Estado que explota el oro de veta de El Callao para comercializarlo en forma
rentable además de promover el desarrollo de la minería aurífera.
También la “industria sin chimenea” tiene cabida preponderante en el
desarrollo de esta región, aunque aún en estado incipiente. Ciudad Guayana,
Ciudad Bolívar y Canaima se presentan como núcleos receptores e irradiadores
hacia otros puntos como Guasipati, Tumeremo, Upata y El Callao, de corrientes
turísticas provenientes de Europa, Japón, los Estados Unidos, Canadá y del
resto de Venezuela.
Entre los lugares de atracción
turística importantes destacan el Parque Canaima con su plácida laguna de
arenas doradas y morichales sumergidos, alimentada por cataratas de impetuosos
ríos y una infraestructura confortable y armonizada con el medio ambiente; los
Tepuyes imponentes emergidos de la gran Sabana, llamativamente el Auyantepuy de
donde se desprende el Salto Ángel considerado como el más elevado del planeta y
las misiones de Kamarata, Wokwn, Luepa, Kavanayén y Santa Elena de Uairén en
plena línea fronteriza con Brasil.
Ciudad Guayana donde debido a su
desarrollo se localiza la infraestructura urbana más importante, ofrece aparte
de su complejo industrial y su urbanismo totalmente moderno, el paisaje natural
del Salto la Llovizna, el Parque Cachamay, el Parque Loefling los Castillos de
Guayana ya en área deltana y a 60 kilómetros al sur el Lago de la Represa de
Guri.
Ciudad Bolívar combina el paisaje
natural del Orinoco y la misma topografía única de la ciudad con los monumentos
históricos y el Museo de Arte Moderno Jesús Soto que reúne coherentemente obras
de los artistas plásticos prominentes del mundo desde finales del siglo
anterior hasta el presente y el Museo de Ciudad Bolívar en la Casa del Correo
del Orinoco con 200 años de pintura venezolana. El casco urbano de la
ciudad fue declarado Monumento Público
Nacional y actualmente es objeto de un proceso de revitalización en el que
participo inicialmente el Instituto de Cooperación Iberoamericana. Aparte de
ello el gran atractivo turístico por su ferial colorido y mágico influjo lo
ejerce la Pesca de la Sapoara durante el mes de agosto. La Sapoara es un pez de
proteica y exquisita carne, cuya sola pesca con atarrayas frente a Ciudad
Bolívar es todo un espectáculo.
Gallegos dice en su novela Canaima que
la Sapoara, especialmente la cabeza, surte en los hombres el mismo efecto
mágico que el agua de la piedra de Santa María en Upata, adonde las lindas muchachas
del Yocoima llevan a sus novios forasteros para bautizarlos a fin de que se
queden allá para siempre casados con una upatense.
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