La
tierra de los zorros guaches, fundada el 27 de septiembre de 1757 por los
capuchinos catalanes, le quitó, entre 1881 y 1909, la supremacía a Upata como
Capital de las antiguas tierras que cubrían las misiones religiosas, desde la
costa oriental del Caroní hasta las occidentales del río Esequibo.
A simple vista Guasipati parece una calle larga que revienta
en El Callao, pero no es así. Es toda una ciudad de prosapia hispana, en forma
de damero, que junto con las antiguas misiones de Carapo, Tupuquén y Divina
Pastora, conforman la tierra del oro.
Toda la geografía del Yuruari, del
Yuruán y del Cuyuní está respaldada por este mineral incorruptible y, sin
embargo, por el cual se ha desbordado hasta la corrupción, la ambición de mucha
gente.
Quizá sea ella el mismito Dorado
señalado por los guayanos y hacia donde, buscándolo, se perdieron tantos
europeos.
El oro estaba allí muy profundo y a
flor de arena, pero de él no dieron cuenta los misioneros establecidos sino
entre 1833 y 1850 los indígenas de Tupuquén, entre ellos el Indio Arsenio, que
a falta de plomo utilizaba el oro en la fabricación de balas para cazar
venados.
Fray Francisco de Orgaña, al parecer,
fue el primer misionero que se estableció en Guasipati (27 de octubre de 1757).
Levantó allí un pueblo con y para asiento fijo de los indígenas Kamarokotos y
lo encomendó a la protección de Nuestra Señora del Rosario. Entonces, para ir a
Upata, la villa principal poblada de españoles, había que caminar unas 16
leguas.
Guasipati, al comienzo, era una iglesia
y varias chozas construidas sobre una loma arenusca y tres leguas de sabana
utilizadas para bestias y vacunos.
En el umbral del siglo diecinueve tenía
una población de 738 habitantes. Entonces
-1799- no disponía de carne necesaria para el
consumo, por lo que debía acudir a otras misiones. El verano había sido tan
severo, que se carecía de yuca y, por lo tanto, del casabe. Hubo que aguzar el
ingenio para lograr obtener el pan, procesando el fruto de la palma de moriche.
Es lo que dice el fraile Buenaventura de Sebadel, Prefecto de las Misiones, en un informe
levantado a instancia del Gobernador y Comandante General de la provincia.
Tras la campaña de Guayana, el Congreso
de Angostura (mayo de 1819) dictó un Reglamento de Administración de las
misiones del Caroní, que las dividía en distritos, cada distrito con un
Teniente Corregidor y un Corregidor para todas las misiones, con residencia en
la villa de Upata donde había de funcionar una Municipalidad con cinco
Regidores, de la cual era su Presidente.
Guasipati, Pastora, Ayma, Avechica,
Puedpa, Santa Clara, San Serafín y San Pedro de las Bocas, conformaban el
distrito sur de la provincia de Guayana.
A raíz de la Guerra Federal (1864)
Guasipati, al igual que Tumeremo, Puerto Tablas, Guri, San Antonio, Pastora,
Tupuquen, Miamo, Palmar, Cupupaui y Nueva Providencia, quedaron como distritos
foráneos del Departamento Upata.
Guasipati, después, antes de las dos
últimas décadas del siglo, le quitó la supremacía a Upata y se transformó en
centro y capital de toda la región yuruarense que iba desde la margen derecha
del Caroní hasta la margen izquierda del Esequibo: inconmensurable e
incontrolable extensión territorial que desde los mismos tiempos de Walter
Releigh pretendieron penetrar y conquistar ingleses e irlandeses.
El Presidente de la República Antonio
Guzmán Blanco, la separó política y administrativamente del Estado de Guayana y
la declaró Territorio Federal Yuruari con capital en Guasipati (3 de septiembre
de 1881). Entonces la región del Yuruari, con su epicentro minero en El Callao,
producía toneladas de oro al año que favorecían la vida social y económica de
Guasipati.
El Territorio Federal Yuruari tenía una
superficie de 78.700 kilómetros cuadrados, incluyendo al Esequibo y una
población de 17.640 habitantes. Para 1888, la población pasaba de las 20 mil
almas. Guasipati contaba ese año con 3.046 habitantes y 600 casas. Al
territorio lo conformaban dos Departamentos: Roscio, con cabecera en Guasipati
y Guzmán Blanco, en Upata. Para ese año de 1888, era el general José Manuel (Mocho) Hernández,
Jefe civil y Militar del Departamento Roscio y en 1890, Inspector de Obras
Públicas de todo el Territorio Federal.
El primer gobernador del Yurauri fue el
prócer de la Federación, general Santiago Rodil, quien moriría después a causa
de cinco disparos. También se desempeñaron como tal, el doctor Pedro Vicente
Mijares, Camilo Alfaro, Manuel Silva Medina (período de Cipriano Castro);
doctor Luis Godoy Fonseca y Juan Fernández Amparan, en tiempos de Gómez.
Con la Constitución Nacional promulgada
el 5 de agosto de 1909 por el Presidente de la República Juan Vicente Gómez se
dividió el país en 20 estados, un Distrito Federal y dos territorios (Amazonas
y Delta Amacuro), desapareció virtualmente aquella realidad
político-territorial del Yuruari que tanto preocupaba a los bolivarenses.
El último gobernador, pero de la
llamada Sección Yuruari, en que devino inmediatamente después el Territorio
Federal Yuruari, pero bajo la jurisdicción del propio gobierno del Estado
Bolívar, fue el general Juan J. Blanco, quien gobernó hasta febrero de 1914 que
el mandatario regional, general David Gimón, decretó la eliminación de las
secciones Bolívar y Yuruari, por lo que el Estado quedó dividido solamente en
distritos y municipios.
Guasipati sigue siendo desde entonces
la capital del Distrito Roscio, pero sólo con jurisdicción sobre Miamo, pues a
partir de 1986 fue desprendida de Tumeremo que ahora es Municipio Autónomo
(Sifontes) con jurisdicción sobre El Dorado y las Claritas; de Santa Elena de
Uairén (Gran Sabana) y de El Callao, ambos municipios autónomos. Este último
desde 1989.
El Municipio Autónomo Roscio, con sus
dos únicas entidades: Guasipati y Miamo, quedó reducido a una población de
8.500 habitantes, conforme al censo de 1981. Su capital se encuentra ubicada en
el centro-este del estado a una altitud de 350 msnm y cerca de la confluencia
de los ríos Guarichapo y Macorumo que conforman el Yuruari. Dista 220
kilómetros de Ciudad Bolívar y 18 de El Callao.
Desde el punto de vista económico es un
centro de servicios que depende mucho de las minas de El Callao y de la
actividad pecuaria localizada en los antiguos hatos misioneros como el de la
Divina Pastora, vendido por el presbítero Juan Antonio Rojano, párroco de
Guasipati, con autorización del obispo Monseñor Juan Bernal Ortiz, al ganadero
Amadeo Mussio.
Guasipati tuvo imprenta desde 1855,
introducida por Ángel S. Olmeta. En ella se editaron “El Correo del Yuruari” y el “Legalista
de Guasipati”. En 1886, Celestino Peraza introdujo otra imprenta en la cual
editó su revista “Horizontes” nombre
que precedió a la que editara desde 1899 el poeta J..M. Agosto Méndez, en
Ciudad Bolívar.
A lo largo de su historia, tres hechos
cruentos irrumpieron en la vida tradicionalmente bucólica y apacible de Nuestra
Señora del Rosario de Guasipati.
-
El mortal asalto
del 6 de abril de 1878 en Rancho de Tejas, cometido por Gaspar Hernández,
hacendado del pueblo, contra el norteamericano Frank Busch, conductor del oro (Correo
del oro) que producía El Callao y el
cual solía transportar a lomo de cuatro mulas y acompañado de dos peones, hasta
Ciudad Bolívar, centro receptor y explotador.
-
La primera
batalla (14 de mayo de 1892) de la división Rocio organizada por caudillos
yuruarenses de la Revolución Legalista, contra las fuerzas del Gobierno del
Estado Bolívar, comandadas por el general Juan Ovalles que habían salido a su
encuentro.
-
Alzamiento de
Inocente Fernández y Pedro Hernández con 800 hombres el 10 de mayo de 1898 al
conocerse la muerte de Joaquín Crespo por las fuerzas del Mocho Hernández en la
Mata Carmelera. Los insurrectos, al tratar de tomar la Plaza de Guasipati,
fueron sometidos por un batallón, al mando del general Martín A. Marcano,
enviado desde el Estado Bermúdez (Cumaná). Era el general Ernesto García,
presidente del Estado Bolívar, designado por el recién electo Presidente de la
República, Ignacio Andrade y comandante de la Quinta Circunscripción Militar,
el general Tomás Briceño, a quien, en duelo ocurrido en El Callao, el Mocho
Hernández había dejado chingo de un disparo.
El
Miamo
La hoy parroquia El Miamo, comenzó a
fundarse antes que Guasipati, es decir, en 1748, con el nombre de la misión de
Nuestra Señora de Monserrate del Miamo, cerca de las misiones del Cumamo, dos
leguas y media al Norte, y de la Carapo a igual distancia, al Sur.
Los misioneros, entre ellos, el
Reverendo Padre Fray Buenaventura de Santa Coloma, encontraron estas tierras
inmejorables para la agricultura y la cría; pero su población que para 1.800
era de 839 habitantes, nunca ha pasado de los 2 mil habitantes.
Miamo, capital del Municipio Salom
(Bartolomé Salom, héroe de la Batalla de San Félix), goza de una agradable
temperatura de 24 grados centígrados bajo sombra. Está cruzado de ríos,
riachuelos, quebradas y lagunas y tiene caseríos eminentemente agrícolas como
Cabeza Mala, La Teja y La Mica. En la zona de Piedra de Amolá existe una
cantera de lajas verdosas utilizadas en la construcción ornamental y la cual
fue empleada en las aceras de la calle Bolívar de la capital angostureña,
transformado en 1983 en una especie Boulevard que interrumpe la topología
característica del Casco Histórico.
Gracias por tan excelente reseña histórica sobre Guasipati, lugar de nacimiento de mi abuelo Rafael Antonio Rojas
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